Probamos el “Shambar”, una sopa muy consistente y muy rica, preparada con trigo, frejol bayo, alverjas secas, garbanzos, habas secas, ají panca, costilla de cerdo ahumada, jamón serrano, y hierba buena. Esta sopa es típica de la región “y que sólo se prepara los días lunes”, esa es la costumbre, para iniciar bien la semana, dicen. Luego pasamos a una “Corvina en Salsa de Langostinos con cancha serrana”, también delicioso, para variar.

Partimos hacia el distrito de La Esperanza (por aquí vive una buena amiga, Raquel Charcape, a quien lamentablemente no pude llamar por no tener su número), donde se encuentra la “Huaca Arco iris”, también conocida como “Huaca Del Dragón”. Se calcula una antigüedad de poco más de 1100 años a estos recintos pertenecientes a la Cultura Chimú.
La huaca (“lugar sagrado” en quechua – wak’a -) está construida toda en adobe, y sus diseños son en alto relieve, con figuras antropomorfas. Consta de unas rampas por las cuales se puede acceder a la parte superior de la huaca y obtener una vista general. Por estos días la ciudad de Trujillo recibió fuertes lluvias así que trabajadores del INC (Instituto Nacional de Cultura) colocaron plásticos sobre andamios y columnas metálicas para poder cubrir y proteger las paredes del lugar.

De ahí enrumbamos a la ciudadela de Chan Chan, perteneciente a la Cultura Chimú. A esta enorme ciudadela se accede por la vía que va hasta la Playa Huanchaco, siguiendo un desvío por un trecho de tierra afirmada.


Son 10 complejos, con un área de 14 kms², pero los visitantes sólo tenemos acceso a una pequeña parte de éstos: tan sólo puede ser visitada la ciudadela “Tschudi” o “Nik An”. Tan sólo este recinto demanda casi 1 hora el recorrido.




Recuerdo que en un viaje anterior, hace más de 15 años, junto con amigos: Cristian, Tania Espinoza, y Rosita Kano, cruzábamos por aquellas rampas porque era permitido y ahora no. Es cierto que muchas de los diseños en alto relieve han sido restaurados, pero igual, no deja de ser impresionante este lugar.





Según el antropólogo norteamericano Geoffrey Conrad, Profesor en Antropología y Profesor de Estudios de Culturas en Latinoamérica y el Caribe para la University Indiana Bloomington, a la muerte de un gobernante su sucesor heredaba sólo el cargo político, pasando las propiedades a sus descendientes, así, cada nuevo gobernante tenía que construir su propia ciudadela. A la llegada de los conquistadores españoles por 1532 la ciudadela estaba ya abandonada.




Cuenta con un ambiente al fondo de este recinto donde se forman grandes pozos de agua que es filtrada por el subsuelo desde el mar. Se calcula que en esta ciudadela habitaron más de 20,000 personas.

Los tótems que aparecen en las fotos superiores, en la entrada, son obviamente réplicas. Se refieren a las 17 estatuillas encontradas en octubre del 2009. Piezas de madera talladas, con más de 500 años de antigüedad y que serían de la última fase de la Cultura Chimú, en plena decadencia. Fueron halladas 20 hornacinas pero sólo 17 estatuillas de 80 cm de altura. Se calcula que fueron colocadas ahí entre 1350 d.C. y 1400 d.C. Estas son las originales cuando fueron descubiertos en octubre del 2009 y que ahora están en un museo:

Según las primeras indagaciones estas estatuillas daban la bienvenida (lo que explica la presencia de las réplicas en la rampa) a todo aquel que ingresaba a los templos. Las estatuillas del lado oeste llevan una concha en las manos, y las del lado este un caracol. Se piensa que represente lo femenino y lo masculino. Todas están talladas en una sola pieza de madera.

Luego fuimos a Huanchaco, a buscar habitación para el día siguiente y así quedarnos un día frente al mar, y claro, para que Cris vea nuevamente el atardecer en el Pacífico y la puesta del sol, ahora desde esta linda playa trujillana.
Ahí en Huanchaco nos alojamos en el “Hostal Las Brisas” (calle Raymondi 146, en una esquina, telf: 044-461186, e-mail: lasbrisashuanchaco@hotmail.com ), donde Pierina Vilchez Peña, la administradora nos atendió de maravillas.
La puesta de sol desde el Mirador en Huanchaco es una maravilla. Esta playa tiene mejor infraestructura que la de Pimentel en Chiclayo, y cuenta además con más y mejores restaurantes frente al mar. Es más limpia, y, aunque siempre hay que tener cuidado con las cosas, aquí en Huanchaco no hubo aquella sensación de peligro al sacar la cámara y cambiar de lente a cada momento como ocurrió en Pimentel. El día acababa y todo salía de maravilla.




Los mapas y algunos datos fueron tomados del sitio web del Guía Turístico Profesional Alfredo Rios Mercedes:
http://www.trujillodelperu.com/chan_chan.htm
2 comentarios:
La mejor infraestructura del norte la tiene Pimentel y no queda en Trujillo sino en Chiclayo. Así que ubícate... desubicado
Hola anónimo,
Releí lo que escribí en aquel tiempo, y sí, puse Trujillo por Chiclayo, gracias por la correción.
Lo de cual playa tiene mejor infraestructura son puntos de vista que no concordamos.
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