Powered By Blogger
Mostrando las entradas con la etiqueta Haruki Murakami. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Haruki Murakami. Mostrar todas las entradas

sábado, 4 de febrero de 2017

Recuento del 2016






Enero del 2017 ya acabó y sólo ahora puedo rasguñar este remedo de resumen el cual abarca la increíble cifra de tres (03) libros leídos en todo el año 2016. A modo de disculpa conmigo mismo (no, en realidad no existe disculpa alguna para dejar de leer) rememoro que los años que menos leí fueron durante mi estancia en aquella isla maravillosa llamada Japón. Ahora, durante este año y medio aquí en Canadá no fue diferente, aunque por otros motivos: había (y hay) que estar más participativo en la transición de la escuela de mi hija; adaptación a un nuevo idioma y nuevo entorno; nuevos horarios.



Consumidos, de David Cronenberg es un gran libro. No necesitas ser adepto a sus películas . Si con imágenes él sorprende, con esta narración -dejando a tu imaginación volar- macabra consigue envolver de principio a fin. Bienvenido a la obscuridad de Cronenberg.

Sueño, de Haruki Murakami tiene todo lo que un fan del japonés espera encontrar (yo, últimamente estoy esperando algo más) en el entorno de los personajes: buena música, buenas referencias literarias (ambas, a la vez, incitan a conocer más sobre aquellas pistas que el autor va dejando), y mucho misterio.

Ya Lluvia Negra, de Masuji Ibuse tiene el don de no hacer que abandones el libro a pesar de la profunda y cruda tristeza en la que los personajes se encuentran -momentos y días posteriores al estallido de la bomba atómica, nada menos- gracias a una loable sutileza en la narración. No toca en lo absoluto alguna queja o reproche hacia las decisiones norteamericanas del bombardeo, centrando solamente la trama y a sus personajes en su nuevo y apocalíptico presente. Una joya de principio a fin.



La verdad es que no hay excusas para no leer, pues sí hubo tiempo para ver más películas juntos; cocinar, adaptándose y conociendo nuevos ingredientes; y claro, descorchar algunas botellas de vinos. Fueron treinta y nueve (39) botellas trasegadas en la comodidad del hogar (entre muchas otras cosas, para esto nos sirve el blog, para conservar un pequeño inventario). Mencionándolas así también nos parecen pocas.


Que el 2017 sea más próspero en cuanto a libros y vinos se refiere.
  


domingo, 28 de febrero de 2016

Sueño, Haruki Murakami




Título original : Nemuri 眠り

Año de publicación : 1990

Título en portugués : Sono

Año de publicación : 2009

Editora : Alfaguara

Ilustraciones : Kat Menschik

Traducción al portugués : Lica Hashimoto




Es difícil ponerse en los zapatos de una mujer. ¿Alguien lo ha intentado? Haruki Murakami, se ubica desde la perspectiva de una mujer aparentemente sencilla (no debe existir mujer sencilla, todas son complejas, felizmente), una ama de casa en una rutina que, sin sospecharlo, la agobia, cuando de pronto un hecho inusitado le abrirá una puerta secreta en ella, y tras dar una espiada, el resultado la atemoriza: ella es como una oruga presta a salir de su cápsula, convertirse en una mariposa, y volar. Y para despertar de ese marasmo lo surreal aparece en su vida de manera tan insospechada como pertinente en cualquier libro de Murakami: una buena noche simplemente no puede conciliar el sueño, y, ante una experiencia que me hace recordar mucho al tipo de “La caza del carnero salvaje” percibe que no puede dormir más, refugiándose en la lectura de Ana Karenina, sintiéndose arropada en la música de Mozart y Haydn, 
y degustando un Rémy Martin, comenzando así su acto introspectivo de cómo era antes de formar una familia y cómo lo es en el presente, tan diferente. ¿Adónde se fue aquella chica que amaba libros? ¿En qué momento y por qué mudó de vida volviéndose una esposa y madre ejemplar? Una ama de casa con todas las necesidades cubiertas, pero tan sosa, tan apática. Tras aquel acontecimiento, su insomnio de diecisiete días la libertará. ¿Alguien ya ha estado sin dormir más de veinticuatro horas? Yo ya estuve treinta y nueve con 40 minutos más o menos, y el cuerpo, cual máquina comienza a no responder, a pedirte descanso. Es una sensación extraña el no tener control de uno mismo. En el caso de nuestra narradora cada día que pasa ella se siente más fortalecida, como rejuvenecida ante el hecho de saber que tendrá todo ese tiempo para ella sola, para no compartirlo con nadie más, hacer lo que bien le plazca. Un problema, tiene familia: esposo e hijo a quienes atender. Va comenzando a reparar en qué estaba pensando cuando cambió abruptamente su vida, viendo a su buen esposo bajo otro prisma, tomando un peligroso baño de realidad, no sintiendo ganas de estar más ahí, y lo peor, viendo en el rostro de su hijo una copia exacta de su marido, lo que la lleva a despojarse de todo amor o ternura que cualquier madre tiene. Una extraña absoluta en un mundo extraño, y su insomnio ahí, invitándola a ser ella, a retomar su verdadera vida. 

Mención aparte merecen los trabajos de la artista alemana Kat Menschik, diseños metálicos, un frío que envuelve. La de la mujer parada frente a la proa de un barco, tan cerca, tan intimidante, es mi preferido. Desde que una vez a mediados de los 80’s, con nueve o diez años de edad mi madre me llevó a un enorme barco-biblioteca-librería que hizo parada en el Callao, el cual iba de ciudad en ciudad, de país en país. Desde ese día tengo un sueño que vuelve cada cierto tiempo: el estar en el puerto ante olas gigantescas, que no me tocan, pero las puedo ver tan cerquita que me asustan, y un barco –aquella hermosa biblioteca flotante- pasando ante mí tan cerca que pareciera que la puedo tocar si tan solo estirase mi brazo, pasando despacio, tranquilizándome. Recuerdo que no teníamos dinero, pero igual mi madre me llevó a conocerlo, y hasta pude salir feliz con dos libros en manos, sobre fauna marina. “No podemos comprar todos esos –me decía, ante el grupo que yo podía cargar-, pero apunta los títulos y los buscas en la biblioteca de doña Pocha”-, refiriéndose a la biblioteca que administraba doña Pocha, en Mangomarca, San Juan de Lurigancho, Lima, adonde yo acudía las tardes después del colegio; ¡qué será de doña Pocha! Ojalá y esté muy bien. Me han dado unas ganas de abrazarla. No me quiero salir más del contexto, solamente quería hacer referencia al sueño y lugar que me llevó el diseño de la página 88, me trasladó a aquel tiempo: ¡Gracias Kat!








Bella edición de "Alfaguara" en Brasil, con tapa dura y letras grandes. En castellano la editora “Libros del Zorro Rojo” se hace cargo de la publicación, y por lo visto la calidad es la misma.

Si aún no conoces a Haruki Murakami comienza a leerlo por sus obras más antiguas, y ésta es una de ellas, las cuales hasta ahora para mí no tienen pierde. De las “modernas” por así decirlo, sólo leí una, y no llegó a colmar mis expectativas, que eran altas por el halo de genio que cubre a éste autor. Y lo es, no cabe duda de eso, y este libro es un pequeño ejemplo de ello. 


Este cuento es de aquellos sueltos que publicó en revistas y fue compilado en “Zō no shōmetsu” (“象の消滅”) “El elefante se evapora” en traducción libre, libro el cual está en mis manos, motivo por el cual lo he podido leer en inglés y ahora en portugués. Estos son los textos de Murakami en los que simplemente dices: ¡Maestro! Cómo de un hecho tan sencillo puede tejer una trama tan compleja. Cómo la rutina puede llegar a lapidar con tu vida. Lapidar es un término que escojo tras este final, abierto a la interpretación da cada lector. Como la mayoría de libros de Haruki Murakami engancho desde las primeras líneas, y reparo que acabó tan rápidamente, pensando en las posibilidades que podrían darse ante aquel final tan intrigante. Es difícil no seguir con otro libro de él. Así debe ser el vicio por las drogas. En tal caso, sus obras son una droga buena, de la cual no hay problema –ni dificultad- de enviciarse. 





Booktrailer de Sueño, Editora "Libros de Zorro Rojo" 

viernes, 10 de abril de 2015

La caza del carnero salvaje, Haruki Murakami




Título original : Hitsuji o meguru boken

Año de publicación : 1982

Título en português : Caçando carneiros

Año de esta publicación : 2001

Editora : Estação Liberdade

Traducción : Leiko Gotoda




Hay muchos hombres (incluso conozco algunos) que cultivan una fijación por los pies femeninos, ya nuestro narrador encuentra la belleza en las orejas de su chica; desde ese detalle aparentemente nimio ya se puede visualizar una diferencia en la óptica de Haruki Murakami. Además, claro está, mantiene las características marcadas de su escrita : gatos, cocina, buena –muy buena- música, y esa aparente sensación de vacío que imprime en sus personajes, pero que en realidad son presentados con el devenir de la trama de una manera muy detallada, muy interna, desde lo más profundo de ellos, con sus sentimientos, filias y fobias expuestas a nosotros. Solitarios, son desmenuzados al punto de encontrar algunos aspectos de ellos en mí, y en algunos de los de mi entorno. Desde ésta obra digamos antigua de Murakami demostraba aquella extraña habilidad al explorar las sutilezas y evocar las diversas emociones con una escrita seca, pero atractiva, por lo directa que llega a ser.

El frio curitibano ayuda: fuerte viento frio y lluvia por doquier, y no sé si es la trama o el clima de donde estoy –quizá sean ambas cosas- pero el gélido momento al que acostumbra estar nuestro narrador lo siento como lector. Como si al abrir las páginas del libro se desprendiese de él un clima especial. No es desagradable. Tampoco es floro barato. Es un rico y extraño frio.

Desde la movida metrópoli que ya era Tokio, hasta las lejanas, solitarias y gélidas montañas de Hokkaido, los ambientes mudan, mas no el ritmo de la obra. Una de las virtudes que encuentro es justamente esa cadencia con que cuenta la historia. De a pocos va presentando hechos digamos normales hasta que de pronto aparece algo fortuito, que no debería estar ahí, pero está, como aquel diferente carnero en el afiche con la estrella en el lomo, interesando de a pocos, seduciendo, hasta envolver totalmente; engancho desde un inicio con la trama.

El desdén por la vida del Dr. Carnero y su aislamiento en un cuarto del Hotel Delfín; el fortuito desaparecimiento de la novia del narrador; el suicidio de la joven sin nombre al inicio del libro; el pintoresco personaje de La Rata, amigo de nuestro narrador; el misteriosos hombre del terno negro que contacta al narrador para encontrar al hombre-carnero, y el propio narrador, todos tan diferentes entre sí, y al mismo tiempo iguales en los diversos misterios que ellos llevan consigo.

Coqueteando con lo fantástico el autor llega a recrear un ambiente donde lo insólito es verosímil, en ningún momento parece nada forzado, y, de a pocos, al igual que al personaje principal y a su novia nos va insertando en ese momento donde el mundo alternativo -donde por ejemplo habita su amigo La Rata- y el que se cree real se juntan, obteniendo grandes trechos. Al igual que en el preámbulo el placer de la lectura es total; si tuviese que escoger algunos libros para llevarlos conmigo a otro país –aunque me llevaría toda mi biblioteca, o al menos trataría- me llevaría éste, y su secuela. 





Incomoda un poco encontrar las diversas marcas que el narrador consume. Pareciera innecesario, pero creo que es justamente eso lo que él quiere señalar: ese consumismo feroz del que ya estaban habituados los japoneses de la década de los 70’s. Muy parecida a la realidad peruana y brasileña actual, consumismo total. 

Al igual que “¡Baila! ¡Baila! ¡Baila!”, aquella secuela que mencionaba, ésta es una obra donde lo detectivesco va de la mano con lo psicológico, todo muy bien amalgamado, que por momentos podría apreciarse cierto desgano y conformismo en los personajes; nada más alejado de la verdad, pues a pesar de su pasividad todos ellos siempre están en una constante búsqueda por ese algo que desconocen. No mermó en mí el hecho de haberlos conseguido y leído de una manera no cronológica, intenté abordarlo como una precuela, y no estuvo nada mal. Ambas obras son de lo mejor hasta ahora de lo que conozco de Murakami, el famoso (Ryu lo es menos) reforzando en mí aún más aquel halo de felicidad que sus más fervientes seguidores sienten con la sola mención de su nombre, atentos a cada mes de octubre, dispuestos a celebrar algo que ellos –con más obras de él devoradas- ciertamente están seguros de ser un título muy merecido. 






South of the border - Nat King Cole 

Según Wikipedia el gan Nat King Cole nunca grabó este tema que es el que el narrador de la presente novela escucha en un viejo tocadiscos (pág. 269). Pero en youtube encontré esta versión hecha por un fan del cantante. Hasta en eso vierte misterio Murakami. 

jueves, 15 de mayo de 2014

After Dark, Haruki Murakami




Título original : アフターダーク Afutā Dāku

Año de publicación : 2004

Título en portugués : Após o anoitecer

Editora : Alfaguara

Año de esta edición : 2009

Traducción : Lica Hashimoto / Ho Yeh Chia, del Deparatamento de Lenguas Orientales de la USP encargada de la transcripcón fonética de los diálogos en chino del capítulo 3.




 

Siempre creí que se debería vivir de noche. De pequeño muchas veces dormía de tarde para prepararme a hacer mis tareas desde la nueve de la noche por toda la madrugada para luego bañarme y estar pronto para ir al colegio. Ya de adulto, y en la etapa nipona, mientras muchos veían con desagrado el trabajar de madrugada yo me sentía aliviado, con más ganas, pudiendo escuchar todo el ruido de los enormes insectos y pequeños batracios –aquel extraordinario universo ahí a mi ladito- en los arrozales o, como Mari, una de las protagonistas de esta historia, ir al Denny’s –a veces al Joyfull o Saizeriya- y encontrar aquel barullo de las personas que harían dudar a cualquiera que estás en plena madrugada por el gran movimiento que el local alberga.

Eri y Mari Asai son dos hermanas antagónicas: la primera es bella, la otra simple; una es modelo, la otra pasa desapercibida; y aunque alguna vez se abrazaron muy fuerte generalmente son como dos imanes de polos iguales; la primera duerme un sueño profundo aunque no está en coma; la segunda, bilingüe, para vivir, prefiere la noche.

Kaoru, Komugui y Koorogui trabajan en el motel Alphaville donde en una habitación una prostituta china fue brutalmente golpeada y robada. Ante sus constantes fracasos en el intento por comunicarse con la víctima, y con la mafia china a la que esa joven mujer pertenece, requerirán de un intérprete, acudiendo a Takahashi, antiguo empleado del motel y amigo de ellas.

Takahashi es un joven y talentoso músico aunque es consciente de sus limitaciones. Duda entre profundizar en su carrera musical o abandonarla definitivamente para estudiar derecho en la universidad. Es un signo de interrogación andando, aunque si alguna certeza lleva consigo es el querer tener alguien con quien compartir sus pequeñas victorias y grandes desilusiones, pero sobre todo sus constantes dudas. 


Shirakawa es un joven ejecutivo, atleta, pulcro y meticuloso, también parece revelarse como un atento esposo. Se observa detenidamente ante un espejo y la razón no es mero narcicismo, su mirada intenta ser más profunda, como queriendo reconocer en sí un defecto, una imperfección, una condena, recriminándose, aceptándose, Finalmente, algo de vanidad aflora en él: pareciera que el acto consumado hace pocas horas lo hace sentirse bello.

 






Todas las historias que se enlazarán en determinados momentos transcurren en una sola noche, así, cada capítulo inicia con un relojito que va indicándonos la hora en que van sucediéndose los hechos. Aunque solos o acompañados todos los personajes parecen tener a la soledad como una característica en común, Muchas veces accedemos a estos como la cámara que filmará estos acontecimientos –como en el cuarto donde Eri Asai duerme, parezco fluctuar en su atmósfera-, pasa la impresión de que si alguien quisiera filmar esta historia no tendría que trabajar mucho con el guion pues pareciera ya estar listo para eso. “Somos um autêntico ponto de vista e do céu olhamos a cidade.” (Pág. 201) Y si con la noche la vida aflora, también seremos partícipes del ocaso con la llegada de la luz matinal que todo lo obnubila, donde muchos herejes se atreven a despertar.


Es un libro con una trama que va por un difícil lindero el cual fácilmente podría hacer descartar el libro antes de llegar a la mitad. No es el mejor libro para iniciar con este autor, podría hacer que lo odies, quizá hasta sentir que es un escritor sobre valorado. Creo que es mejor si ya se ha leído un par de libros de él con antecedencia, pues reconoceremos sus lugares en común, sus filias, conocer y aprender aún más sobre sus gustos musicales impresos en la vida de sus personajes como la banda sonora de sus vidas, y a la vez sus estruendosos silencios. En resumen, dejarse encantar con aquella sutileza sombría de Haruki Murakami. 




"Nel dormir l'anima mia" es uno de las cantatas de Alessandro Scarlatti que Shirakawa escucha en su momento de introspección.

jueves, 3 de octubre de 2013

Baila, baila, baila, Haruki Murakami




Título original : Dansu dansu dansu ダンス・ダンス・ダンス

Año de publicación : 1988

Título em português : Dance dance dance

Presente edición : Editora Estação Liberdade, 2005

Traducción : Neide Hissae Nagae / Lica Hashimoto

No me veo leyendo a Haruki Murakami en verano, o en algún día con sol. El frio invierno me parece que es el marco perfecto para agarrar un libro suyo, y cayó muy bien este cielo gris y muchas veces negro, de fuerte viento y lluvia de dimensiones bíblicas que desde hace meses es el cotidiano en Curitiba para conocer los personajes inicialmente anodinos pero que en realidad son muy sustanciosos, muy bien construidos, que el bueno de Haruki parece acostumbra presentar. 

Y creo que el éxito de estos personajes tan bien elaborados son porque están descritos desde su propia alma, nos permite conocer el más recóndito lugar de sus pensamientos y sentimientos, motivo por el cual engancho rápidamente con el narrador, frio, aparentemente apático, sobrellevando una vida que no lo entusiasma ni un poquito hasta conocer a Yumiyoshi, la frágil recepcionista del Hotel Delfín, quien a su vez lo enlazará con Yuki (que significa “nieve”), la adolescente que desarrolla una absurda madurez a manera de autodefensa ante el abandono de sus padres, ella poseedora de poderes de médium y conceptos y conversas que dejarían pasmado a cualquiera, aunque son sus silencios los más duros y difíciles de asimilar. Y así, un personaje lleva a otro a nuestro narrador sin nombre: por medio de Yuki conocemos a sus padres, quienes están separados: un escritor millonario, Hiraku Makimura (el autor juega con las letras de su propio nombre: ¡cómo detesto esas demostraciones de ingenio! Quizá sea lo único que le pueda reprochar a Murakami en este libro) quien tiene pegado como estampilla a Viernes, su secretario afeminado; y una madre fotógrafa que vive en su propio mundo de creación artística que la lleva a dejar muchas veces por su cuenta a Yuki. La madre, de pseudónimo Ame (que significa “lluvia”) comparte su vida con un poeta manco, Dick North, quien le ordena el cotidiano, le hace compañía, escucha y protege a Ame. Dos policías: Pescador e Intelectual, quienes rinden grandes momentos en la trama, rompiendo la monotonía con sus conversas forzadas y esforzadas para no llegar a ejercer la violencia física en el detenido. Gotanda, el famoso amigo del narrador, actor de poca monta pero famoso al fin, poseedor de una elegancia y un donaire que difícilmente pasará desapercibido: aunque vista un saco de papas lucirá con garbo y estilo, pero quien a pesar de llevar una vida confortable y cómoda está pasando frio en su propio infierno. Y claro, están las prostitutas, cada cual más interesante que otra, no sólo por la belleza descrita sino por la conversa que llegan a desarrollar tras el servicio. 






Book trailer de la novela elaborado para su editora en español, Tusquets Editores


Todos estos personajes aparentan simpleza desde un inicio pero de a pocos la trama nos va desarrollando cuán complejos somos los seres humanos, conociendo las más oscuras rendijas de su estructura develándonos todos los temores y sinsabores que ellos cargan y esconden, y que muchas veces ellos mismos ignoran. Pero para mí el gran personaje en esta obra es el Hotel Delfín, esa gélida oscuridad con la lucecita al fondo donde habita el Hombre Carnero. Aquel lugar probablemente exista, no sólo en la novela, sino en cada uno de nosotros.

Engancho de principio a fin con esta historia que aunque tiene algo de policial la encuentro ante todo más psicológica e introspectiva. Murakami debe haber leído a Thorndike (y no a Guillermo, sino a Edward), a Koffka (tocayo de Cobain), a Freud, esto sumado a las experiencias con los compadres que debe haber conocido cuando tenía su bar de jazz en Tokio. 







Tras esta obra puedo entender el júbilo y la algarabía ante la sola mención de su nombre por muchas personas tanto en Perú como aquí en Brasil. Esa legión de lectores que a veces parece que exageraran –cuando conozco una obra como la leída anteriormente- con sus denodados comentarios hacia él y toda su obra, a veces alejan en vez de acercar más personas, pero en esta obra está aquel maestro que todos sus hinchas aseguran que es. Murakami Haruki, ¡gracias viejo! El deleite fue total. 







Franz Schubert: Piano Trio No. 2 in E flat Major, Op. 100, D 929 2nd movement


Eugene Istomin, piano
Isaac Stern, violin
Leonard Rose, cello



Si Rayuela de Cortázar derrocha jazz en cada página, aquí Haruki además de jazz nos deja algo de música clásica y rock’n roll por doquier. El narrador, luego de leer los cuentos de Haruo Sato (ni en inglés he encontrado algo de él) escucha aquella pieza de Schubert : pág 367.


Ya Gotanda y nuestro narrador en uno de sus encuentros escuchan varios temas de rock de los 60's mientras beben cerveza, aquí dos de esos grupos:



The show must go on, Three Dog Night


 


Summer in the city, The Lovin' Spoonful 

martes, 5 de abril de 2011

Sputnik, mi amor, Haruki Murakami




Título original : スプートニクの恋人, Supūtoniku no koibito
Título en portugués : Minha querida Sputnik
Año de publicación : 1999
Editora : Alfaguara
Año de esta publicación : 2008


Al estar de paso por Lima en el 2007, me topé con la “moda” por este autor –así como por los libros del vecino chileno Roberto Bolaño-: eso hacía que sus respectivas obras sean más caras del resto, así que decidí esperar a que esa efervescencia pase. No sé si en mi ciudad natal esa moda habrá pasado, pero sé que aquí en Brasil esa curiosidad -alimentada por la publicidad- hacia ambos autores se mantiene, y diría que va en aumento. Por Bolaño no tengo prisa, pues me gustaría leerlo en mi idioma, así que esquivo –aunque la tentación es fuerte, hasta el momento resisto- las bellas ediciones que ofrece la editora Companhia Das Letras; quien sabe, por aquí encuentre alguna edición en castellano. Con Murakami era sólo cuestión de tiempo: como aquí no tengo un Jirón Quilca, una vez por semana me doy un salto por las diversas “livrarias sebo” de la ciudad, pero es difícil encontrar un Murakami en sus estantes, pues ni bien llega ya lo están vendiendo. Pero, a finales del año pasado tuve suerte, y encontré el libro de la foto, al inicio de estos garabatos que intentan ser un post, y lo mejor, a mitad de precio (de RS40 en librerías normales a RS20).

Esperaba más. Esperaba una genialidad, una obra maestra. Tanta expectativa por Haruki que al final me dejó un sinsabor. Está lejos de ser una mala experiencia, menos aún, desestimar futuras lecturas de este autor, definitivamente no; catalogar a un autor de pésimo o excelente por una obra sería un error en el que no me gustaría caer.
Lo que me agradó es cómo esboza sus personajes: tímidos, retraídos, optando por el silencio. Muchos (la gran mayoría) de los japoneses que conocí son así, les cuesta exteriorizar lo que piensan, y en el caso de los jóvenes llegan al punto de pactar vía internet suicidios grupales dentro de un carro, por la profunda depresión que pueden llegar a desarrollar, pero ese es otro tema.

Me encantó encontrar en Sumire –violeta- (me encanta ese nombre, es menos común que Midori –verde-) aquella joven que no se importa con la moda y que pareciera esmerarse en hacerse con ropas que no combinan, y es que esa anti-moda allá en la isla es normal. Ella, con su devaneo filosófico, pusilánime ante la vida, es quien une a los personajes de Miu y el profesor K, nuestro narrador. La primera, una mujer de negocios –importa vino europeo- quien guarda un secreto. Sumire se enamora de ella y es sobre ella de quien conversa al estar con el profesor. A su vez K, desarrolla un fuerte sentimiento llegando al deseo sexual por Sumire, pero al percibir que el sentimiento no es mutuo decide callar.

Algunos trechos, como aquel donde desvela el por qué del nombre del título, así como la experiencia con Zanahoria, su alumno, los encuentro memorables.



La historia es sencilla, y, en una lectura algo distraída puede parecer sosa y hasta aburrida, sobre todo en los divagues existenciales y oníricos de Sumire. Sin embargo, su narración es certera, pero sobretodo llama la atención la manera cómo hilvana un capítulo con otro, despertando la curiosidad en las últimas frases, pero, como escribí al inicio, no fue suficiente, no encontré lo que esperaba. El final de la obra, lleno de misterio, me dejó en el aire: le faltó un gran final para haber sido una gran obra.

¿Dónde está el maestro que esperaba encontrar? Definitivamente en este libro no está, quizá en otro, espero que sí. No es un Paulo Coelho de la vida, pero tampoco –al menos con esta obra- es un imprescindible, aunque para llegar a esa conclusión, lo mejor sea leerlo.

En cuanto al título: el idioma japonés que manejo es ínfimo, pero de esa pequeñez sé que el artículo “no” ()es de pertenencia, así: ”watashi no koibito”, sería “mi enamorada” y, “Supūtoniku no koibito” sería “el/la enamorado(a) de Sputnik”; quizá quisieron evitar una traducción literal. Lo curioso es que tanto en las traducciones al español como al portugués sean similares entre sí y no con el título original; tan sólo un detalle.