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miércoles, 7 de febrero de 2018

Casillero del Diablo Reserva Devil’s Collection 2015




Viña Concha Y Toro S.A.

Casillero del Diablo Reserva Devil’s Collection 2015

Syrah 65% - Cabernet Sauvignon 20% - Carmenere 15%

13,5% Grad. Alc.

Valle del Rapel, Chile.



Uno de los últimos vinos antes de dejar São Paulo, y en gran compañía, fue la versión 2013 de éste tinto que hoy, cuatro años después, volvemos a beber. Uno de los clásicos tintos sudamericanos es éste chileno Casillero del Diablo etiqueta negra, o Devil’s Collection, como es llamada la línea.



De un rubí marcado, bordes violáceos, forma lágrimas medianas de mediana intensidad, denota una leve corpulencia.

En nariz frutas negras, ciruelas, moras. Hacia la media hora hay un toque a mocha. Aroma duradero y persistente.

En boca lo afrutado se refrenda, las ciruelas, moras. De mediana corpulencia, con taninos algo rústicos, y un toquecito dulzón; de final mediano, retrogusto a mocha.



Adquirido en BC Liquor Store de Burnaby, a CA$ 16 Justin’s; tiene una buena rpc.

Acompañó unos burritos con carne.

¿No te quieres complicar? Muy probablemente este es tu vino. Yo resalto dos cosas: es un blend, y no son pocas las veces que una mezcla no tenga óptimos resultados. Nos agrada cómo éste trabajan éste tinto. Hacen parecer fácil producir varios miles de botellas para distribuirlas alrededor del mundo. La segunda, “no es un jugo de madera”. No incomoda, hasta pasa inadvertida. La fruta es la vedette. Para 16 Trudeau’s está más que bueno.

Aunque tengamos unas cuantas botellas en el morral, los Casilleros no decepcionan en lo absoluto. 

viernes, 2 de febrero de 2018

Vienen los chilenos, Guillermo Thorndike





Editora : PromoInvest

Año de publicación : 1978




Me había propuesto leer la tetralogía “La guerra del salitre” de Guillermo Thorndike en menos de un año, pero ciertamente fue una empresa difícil de concluir.

Así como con las otras dos publicaciones que la anteceden, con “Vienen los chilenos” (tercer y penúltimo libro) hay que hacer de tripas corazón puesto que si ya el anterior libro te transporta al puerto de Pisagua en Tarapacá, aquí inicia con la incertidumbre de una muy probable ocupación de Arica, Tacna, y Moquegua, con grandes chances de derrota, largados al sacrificio, y donde los personajes de Alfonso Ugarte (créanme, es muy escueto, romántico e injusto resumir a escolares “se lanzó del morro en su blanco corcel para evitar que el enemigo cogiera la bandera”, y no mencionar aquel liderazgo que tenía para motivar gente relegada al olvido, de quien se refería a su tropa como “mis cochabambinos”, olvidándose del hambre, sed, cansancio, para defender algo que a todas luces estaba perdido); y de Francisco Bolognesi (quien podría estar en cualquier lugar del Perú, inclusive del mundo, observando desde lejos cómo se desangra la patria, cómo la desangran –y no me refiero a las tropas chilenas-, sabiendo que su esfuerzo sería casi nulo, y la muerte un lugar común para todos ellos, y qué muerte. Esas páginas de sus últimos momentos son bien gore.

Ya sabemos que una guerra no es tan romántica como nos la quieren hacer ver, pero leer estas páginas donde bayonetas entran en la carne como un cuchillo en mantequilla, donde el olor a pólvora se mezcla al de la sangre, donde gritos de desgarro se confunden a los producidos por las armas…. ¿Cuántos de sus similares en rango en la actualidad harían lo que ellos hicieron? Los sentimos tan humanos, como nunca antes nos lo enseñaron en los libros de escuela, enfrentando el abandono del gobierno central, y el natural recelo y pesimismo de los locales.

Otros personajes de nombre con menor pompa (nuevamente, en los libros de historia escolares) pero de igual valía, en aquel que se iba tornando un siniestro territorio, son el Teniente Coronel Ricardo O’Donovan, el Coronel Eleodoro Camacho (Jefe del Ejército Boliviano), el Teniente Coronel Roque Saenz Peña, quien luchó como voluntario al lado los peruanos, y que años más tarde sería presidente de su país, Argentina; Rafael Sotomayor, Ministro de Guerra de Chile, quien junto a trece mil de los suyos desembarcaron tranquilamente en Ilo y Pacocha sorprendidos de la facilidad de su arribo y de ser localidades abandonadas pero plenamente abastecidas con agua, huertas y hasta con la locomotora Huaracani a su disposición; el Coronel Isaac Recabarren, quien vendió sus propios bienes para vestir y alimentar a sus tropas, llegando a ser preso -¡gracias Piérola!- en Arequipa por formar un ejército e intentar auxiliar a las tropas abandonadas a su suerte en Arica; el Huáscar es ahora el enemigo, y junto al Matías Cousiño mantienen Arica rodeada. Al mismo tiempo la vieja corbeta Unión se camufla en la niebla consiguiendo enviar una falúa con ocho marineros al Manco Cápac, con un cargamento de desánimo y sorpresa, para regresar a bordo de la vieja Unión, e inclusive esquivar nuevamente a los buques enemigos, pudiendo llegar posteriormente al Callao. Las peripecias de los tripulantes en esas horas infames cargados de impotencia porque así lo quiso el dictador peruano, Piérola.




Si algo derrocha este libro en sus 420 páginas es misterio, incertidumbre, y mucha, mucha adrenalina. Aquí está la verdadera historia de aquellos a quienes tan románticamente conocimos de pequeños, pero que rara vez nos mencionaron sobre la podredumbre del gobierno central que los relegó a una masacre, y junto con ellos a todo esas ciudades y poblaciones respectivas.

A diferencia de los otros dos, al terminar la presente obra me dieron ganas de querer ya empezar con el último tomo, donde el Callao y Lima son los siguientes lugares a ocupar. Ahí experimentaré aquello que solo un ciudadano de Moquegua, Tacna, y tal vez Arica pueda sentir con éste tercer libro. Ver retratada las calles y lugares comunes pero en aquella época y en aquel ambiente. 
Pero esa ya es otra historia.


Bonus Track:

Algo que ya se sospecha desde el primer libro queda claro al finalizar este tercer tomo: ¿Crees realmente que la Guerra del Pacífico fue entre Chile x Bolivia y Perú?