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miércoles, 21 de julio de 2010

El beso de la mujer araña, Manuel Puig.




O beijo da mulher aranha; El beso de la mujer araña; Manuel Puig 1976; Ed Círculo do livro 1981; Argentina.


El otro libro encontrado en aquel lugar fue el del argentino Manuel Puig: la suerte estuvo de mi lado al encontrar cada una de estas obras a RS1, ya que en librerías de cadenas, tipo Livrarías Curitiba (libros nuevos) no bajan de RS30 y en Livrarías Sebo (de segunda mano) normalmente deben estar entre RS10 y RS15, y si es que se encuentra estas obras en particular.
Recuerdo que hay una película basada en este libro: sé incluso que ahí trabajan Raúl Juliá, William Hurt y Sonia Braga, pero hasta ahora no la he podido ver.

En esta novela con dieciséis capítulos asistimos al encuentro de dos tipos de mundos totalmente diferentes en la celda 7 del Pabellón D: al del reo 16,115, Valentín Arregui Paz, preso político, un tipo muy cerrado en sus ideas y convicciones, metódico y estudioso; y del reo 3,018, Luis Alberto Molina, encerrado dos años después que Arregui por corrupción de menores. Cuando crees que nada podría haber en común entre el revolucionario y el compañero afeminado la trama va desvelando que no es así, ya que esta inicia con una fluida comunicación entre ambos, desenvuelta, como veremos en el transcurso de la obra, a raíz de las historias de las películas que Molina le va narrando a Arregui: con esto descubrimos que además de la soledad, la añoranza por las mujeres de sus vidas: Marta, en Arregui, y en Molina su madre; y el bajón por la difícil situación que pasan, también tienen en común la pasión por el cine. Estas historias ocupan buena parte de la trama, y son, particularmente, las partes menos interesantes; en algunos casos llegan a ser muy extensas: aunque muy descriptivas son –para mí, y discutible por cierto- somnolientas. Lo que encuentro de atractivo -y es lo que me salva de quedarme dormido en pie en el bus mientras leo- durante aquellas narraciones es ver en Molina una repregunta sobre algún detalle en particular de alguno de los personajes o un comentario con humor sobre alguna acción, lo que denota el interés de él en las historias que va escuchando, pues es lo que le da libertad, le permite traspasar la pequeña celda que es su triste universo.

- ……..Lo mira, y suspira profundamente, aliviada, contenta porque el pajarito no se asusta con ella. Va hasta la cocina y prepara unas tostadas con mantequilla, y avena, y ….
- No hables de comida.
- Y panqueques…
- Mira, estoy hablando en serio. Nada de comidas ni de mujeres desnudas.
- Bueno, ella lo despierta y él está feliz al verla tan en confianza en la casa y le pregunta si quiere quedarse viviendo allí para siempre.
- ¿Él todavía está echado?
- Sí, ella le llevó el café a la cama.
- Jamás me gustó tomar café luego de levantarme. Antes que nada me cepillaba los dientes. Continúa, por favor.
- Bueno, él quiere besarla. Y ella no lo deja aproximarse.
- Seguro tiene mal aliento, no se lavó la boca.
- Si te vas a burlar no tiene gracia en que continúe.
- No, por favor, estoy escuchando.

(pág. 15 y 16)



En esta convivencia forzada se llega a desarrollar una amistad, complicidad y lealtad, por momentos transmite algo de ternura. Las conversaciones del Director del presidio con Molina, incitándolo a que obtenga información de Arregui a cambio de su libertad están muy bien desarrolladas: te puedes imaginar a aquel tipo, siendo breve su aparición en la trama (cap. 8, 11 y 14). El capítulo catorce inicia con una conversación de éste con un superior, previo a una última entrevista con Molina, donde sólo presenciamos el diálogo del Director encontrando la respuesta de su interlocutor en la verborrea del primero (pág. 201 y 202): muy interesante esta parte, a pesar de ser corta. El capítulo quince es un informe muy detallado (con intervención de llamadas, como en toda dictadura que se respete) sobre la actividad de Molina en su reciente libertad, intentando reconocer en sus diálogos algún mensaje codificado o cita con personas cercanas a Arregui. El capítulo dieciséis, y último de la obra es una verborrea surrealista de Valentín posterior a una de sus torturas, donde encontramos un sentimiento de culpa por parte de Arregui por saber el destino de su ex compañero de celda: estos tres últimos capítulos fueron lo mejor de la obra, por ser diferentes entre sí y con los capítulos que los anteceden. Además, hay anotaciones a pié de página hechas por el autor. En verdad, más que anotaciones son largos conceptos transcritos que van desde el investigador inglés D. J. West con su “Teorías sobre el origen físico de la homosexualidad”, hasta el austríaco Sigmund Freud, pasando por el intelectual norteamericano Norman O. Brown con su “Life Against Death: The Psychoanalytic Meaning of History” (“Vida contra muerte”) donde el autor nos deja estas teorías sobre un posible acercamiento a una respuesta del por qué del homosexualismo, para tener en cuenta a la par con la lectura de la novela. Confieso que estas notas también me rescataban del sopor en que me envolvían las largas historias narradas por Arregui. Como colofón hay una reseña sobre el autor donde, entre otros datos, informan sobre su estancia brasilera. Lo dejo en portugués ya que éste idioma no es ruso ni húngaro, se puede llegar a entender aún para quienes no tengan contacto con portugueses o brasileros:

Em Brasil, além de ter entrado em voga, Manuel Puig acha que encontrou respeito. A adaptação teatral de “O beijo da mulher-aranha”, em agosto de 1981, chegou ao palco do Teatro Ipanema, no Rio de Janeiro (com Rubens Correa e José de Abreu, direção de Ivan Albuquerque) no momento em que o livro, em oitava edição, completava quase cinqüenta semanas na lista dos mais vendidos no país.
Talvez por isso, Puig tenha resolvido fixar-se no Brasil. Aos quarenta e oito anos, morador do Leblon, Rio, conclui o sétimo libro, sobre o pedreiro que fez reformas em seu apartamento. E não se cansa de repetir, em seu aparelho de vídeo-cassete, relíquias cinematográficas como “King Kong”, “Belinda”, e os filmes estrelados por Hedy Lamarr. O cinema moderno não tem vez nas preferências de Manuel Puig: "Os filmes novos –diz o escritor- são intelectuais de mais”.


Escrita entre 1974 y 1975, y publicada un año después en España la presente obra, como todo clásico, se mantiene en nuestros días. No es un libro inolvidable, tampoco es un fiasco, está lejos de serlo: hay una buena historia en sus páginas a ser descubierta. Claro, todavía me debo la película.

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