Viña Emiliana
Signos de Origen 2010
Syrah 88% - Merlot 7% - Viognier 5%
15% Grad. Alc.
La Quebrada, D.O. Valle De Casablanca, Chile
Hace algún tiempo ya un comentarista chileno de este pequeño espacio nos recomendó probar el vino "Coyam", que al igual que la marca "Gê" hemos visto en algunos estantes curitibanos, pero si esos vinos son ya de por sí caros, aquí en Brasil -por los tremendos impuestos- fácilmente se duplica y hasta triplica el precio tornándolos lamentablemente inaccesibles, pero esta línea "Signos de Origen" no la hemos visto ni en esta ciudad, ni en alguna otra; es el hermanito menor de esos dos mencionados líneas arriba, traído de Santiago como regalo a C por parte de su jefe (ficamos gratos pelo belo presente). ¡Qué grata sorpresa guardaba en su interior esta botella!
Es un vino orgánico y por ende su alta graduación alcohólica: ¡15% nada menos! Creo que es el primer caldo que supera los 14,5% de entre los que hasta ahora hemos bebido juntos, dejando de lado los oportos y madeiras, claro está. Las uvas orgánicas demandan más tiempo en madurar, cuanto más maduras las uvas más azúcar natural contienen, y será mayor la graduación alcohólica.
Al vino: de un granate muy intenso, llegando a ser negro hacia el centro y violáceo en los bordes, de capa alta, de una densidad acentuada, forma intensas y persistentes lágrimas. En nariz, es muy afrutado, como a cerezas, frambuesas, hay un leve dulzor como de mermelada, hay también toques especiados más notorios en la segunda copa (de ambos), como el rico punto de picor del clavo de olor y/o anís estrella. En boca, es de una mediana densidad, sus taninos son suaves y equilibrados, lo afrutado resalta sin llegar a empalagar. De final mediano a más, con retrogusto algo así como a pecanas.
Armonizó el riquísimo strogonoff de carne que a C le sale cada día mejor, en casa dispensamos las papitas al hilo con que es servido en cualquier restaurante. Ese plato que, aunque de origen ruso es muy común encontrarlo en cualquier lugar de Brasil.
Es un vino orgánico y por ende su alta graduación alcohólica: ¡15% nada menos! Creo que es el primer caldo que supera los 14,5% de entre los que hasta ahora hemos bebido juntos, dejando de lado los oportos y madeiras, claro está. Las uvas orgánicas demandan más tiempo en madurar, cuanto más maduras las uvas más azúcar natural contienen, y será mayor la graduación alcohólica.
Al vino: de un granate muy intenso, llegando a ser negro hacia el centro y violáceo en los bordes, de capa alta, de una densidad acentuada, forma intensas y persistentes lágrimas. En nariz, es muy afrutado, como a cerezas, frambuesas, hay un leve dulzor como de mermelada, hay también toques especiados más notorios en la segunda copa (de ambos), como el rico punto de picor del clavo de olor y/o anís estrella. En boca, es de una mediana densidad, sus taninos son suaves y equilibrados, lo afrutado resalta sin llegar a empalagar. De final mediano a más, con retrogusto algo así como a pecanas.
Armonizó el riquísimo strogonoff de carne que a C le sale cada día mejor, en casa dispensamos las papitas al hilo con que es servido en cualquier restaurante. Ese plato que, aunque de origen ruso es muy común encontrarlo en cualquier lugar de Brasil.
Sorprende que a pesar de su alta graduación alcohólica en ningún momento se percibió cálido, sus taninos llegan a ser sedosos, es muy elegante en boca. En la fase visual sorprende también que tiña las paredes de las copas, muy buena corpulencia. Nos resultó en definitiva un caldo muy sabroso.
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