La "Feira do Largo da Ordem" es uno de los puntos fijos para llevar a alguien que llegue de visita a la ciudad, ya sea nacional o extranjero, si su estancia coincide con algún domingo en la capital paranaense, Curitiba. Pero también siempre es una opción muy atractiva para los que vivimos aquí, más si hay un niño en casa. Es un gran mercado de pulgas al aire libre donde se encuentra de todo, o casi todo: artesanías, antigüedades, lp's, cd's, libros, ropa, juguetes, comida y bebida, artículos para el hogar, estampillas, monedas y billetes, y un interminable etc. Son como ocho cuadras (quizá más) donde cada domingo, así llueva, truene, caiga granizo -por lo menos una o dos veces al año cae-, o con el sol fuerte de esta temporada, los tradicionales vendedores cierran las calles y ocupan esa parte del centro de la ciudad. Y si contamos con los establecimientos alrededor de esta feria las opciones aumentan aún más. Esta feria es un buen ejemplo de lo que es Brasil, un país multicultural: aquí se reúnen los descendientes portugueses, alemanes, italianos, ucranianos, polacos, japoneses, bolivianos, argentinos, chilenos, peruanos, pudiendo encontrar productos, ropas, música, comida y bebida, típicas de estos lugares. También los brasileños de otros estados llegan aquí ofreciendo productos típicos de otras regiones de este país-continente. Y entre tanto barullo, tanto comercio, y tanta conversa -y tantas mujeres..., que por que uno esté a dieta no significa que no pueda echarle un vistazo al menú: esas rubias descendientes de Europa del este, pero con ritmo y sabor latino, mamita querida....-, hay una calle reservada para la exposición gratuita de coches antiguos, tan bien conservados que parecieran recién haber salido de fábrica, la mayoría datan de la mitad del siglo pasado, muchos de antes. Ya habíamos estado el año pasado en la Convención de Volkswagen Escarabajos denominada "Dia Nacional do Fusca" que se realiza todos los años aquí en la ciudad, pero en esta feria no sólo hay "escarabajos". Si alguien tiene un coche de estos es sólo llegar y estacionar y así nosotros, los transeúntes, podemos apreciar estas joyas, sacar algunas fotografías, e incluso conversar con los dueños acerca de los detalles de la nave que manejan, todos muy cordiales y atendiendo a las infinitas preguntas que hacemos, sobre todo de niños, que no están acostumbrados a ver autos como estos por las calles. Es tanta la cantidad de personas que llegan que es muy difícil fotografiar las naves sin alguien parado al lado, y el ir a preguntar sobre marca, modelo y año resulta una tarea difícil más cuando, como en nuestro caso, hay una niña queriendo ir atrás de algo, así que no podré dejar detalles de los diversos autos que conseguí capturar. Muchos llevan el año en la placa, pero no todos.
Llegan también muchos motociclistas, pero a diferencia de los carros las motos las dejan tan juntas que no se pueden fotografiar a no ser en grupo, pero así no se aprecia del todo. Una excepción fue esta chopper con sus arañas.
Acompaño a mi esposa a ver ropa, luego ella me acompaña a la librería de viejo, para luego los tres caer al puesto de una familia boliviana que hacen empanadas de pollo, de bacalao, de carne, y que la ofrecen con rocoto (opcional): riquísimas, con su clásico "caldo de cana" ("extracto de caña") del puesto vecino. Las joyas de encima siempre están ahí, cada domingo, para recordarnos, o hacernos saber, que un carro también puede ser una obra de arte.
2 comentarios:
¡¡Hermosos los autos y muy buenas fotos!!
Gracias, los autos son realmente hermosos.
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