Viña Concha y Toro
Casillero del
Diablo Reserva
Cabernet Sauvignon
2010
13,5% Grad. Alc.
Valle Central,
Chile.
Hace ya varios meses C quería probar un Casillero..., y como adivinando ese
deseo Lu-chan y Charles cayeron por esta ciudad con esta botella en las manos.
Casillero del Diablo es un clásico que puede tener
añadas que no entusiasme tanto y otras que realmente sorprenda, y aunque uno se
detenga a pensar en las cantidades realmente industriales en las que se produce
esta línea de Concha y Toro siempre está presente –por lo menos en nosotros- esas
ganas por probar y saber cómo están las nuevas cosechas. Ésta es quizá la línea
más importante de la bodega por la exposición que tiene: aquí es tan fácil
encontrar una botella de Casillero…
como una botella de Coca-Cola, y no es exagero.
A la vista, es de un rojo muy vivo, un lindo
escarlata; su poca corpulencia típica se mantiene. En nariz, lo primero que se
percibe es madera, sensación que va desapareciendo con el transcurrir de los
minutos, liberando aromas de ciruelas negras, algo de tabaco también. En boca, la
sensación a madera es leve, su acidez es equilibrada, no se percibe alcohólico,
poca corpulencia. No llega a ser potente pero tiene una intensidad que no esperaba:
rico, de final mediano, esto último sorprende por ser un vino joven, con
retrogusto afrutado, casis.
No llega a ser del todo equilibrado, tiene una
personalidad más rebelde, pero cuenta con una estructura que seduce. Creo que
nos haremos de otras cepas de esta misma añada.
2 en1
Aprovecho y dejo como colofón la particular historia
que relaciona a los vinos de ésta línea Casillero del Diablo aquí en Brasil con
el importador de Concha y Toro para éste país, historia que por aquí es muy
conocida pero probablemente no en los países hispanohablantes.
En la actualidad la propia Concha y Toro es quien
distribuye esta línea en el país, siendo la Importadora Expand de Otávio Piva de Albuquerque quien se
encarga de traer los caldos de Concha y Toro. Aunque todo continúa siendo un
éxito desde la línea Sunrise hasta el top Don Melchor, Otávio, católico
acérrimo, integrante del Congregado Mariano de São Paulo, asistente a misa cada
fin de semana, y también adepto a la caridad cada fin de semana, asistiendo a
gente necesitada, siempre se negó a importar la línea Casillero del Diablo, la
más popular de la bodega, por el nombre que tenía y la figura del diablito,
sello característico en este vino.
“La Concha y
Toro se estableció en Brasil porque la principal marca individual de ellos es
el Casillero del Diablo, y me incomoda mucho vender ese vino con aquel
diablito. Por eso ellos vinieron para Brasil. Importamos Concha y Toro hace
veinticinco años, y en octubre del año pasado (del 2008) firmamos un contrato por cinco años más.”
Una desición muy interesante, más sabiendo lo que eso significaba
para su negocio: el dejar de facturar millones anteponiendo su fé a un mayor
lucro.
La historia de Otávio Piva de Albuquerque es tan
interesante como aquella anécdota: a finales de la década del ‘70 comenzó
ofreciendo y vendiendo vino de puerta en puerta en los barrios residenciales de São Paulo como si fuesen productos de belleza Avon.
Salían los vendedores capacitados por él con una pequeña bodega (wine cellar)
en los brazos ofreciendo vinos chilenos y luego alemanes, con sus respectivas copas para
degustación, en un país en donde –por aquella época- se bebía medio litro de
vino al año por persona. Así nació la Importadora
Expand en 1978, con un office boy
y una secretaria, y doce vendedores de puerta en puerta, siendo su primera
marca a traer la chilena Cousiño Maucul,
y aunque después ésta cambió de importador en Brasil ya Piva había llenado
los ojos de Viña Concha y Toro quienes están en su portafolio desde 1983. En 1980 el vino alemán Liebfraumilch
producido por Josef Friedench fue su
segunda marca, convenciendo a los empresarios alemanes a mantener la botella de
color azul, que era solamente una botella conmemorativa, porque el consumidor
brasileño iría a gustar del visual y distintivo de esta presentación, y además éste
público objetivo ya gustaba del vino dulce de este país: y le dio de lleno al
blanco, el Liebfraumilch con su
clásica botella azul se convirtió en toda una fiebre por aquí a inicio de los
80’s. Ya a mediados de los 90’s estimuló a la gigante Concha y Toro a sacar al
mercado un vino enfocado en el público brasileño, y así nació Sunrise, cuya publicidad televisiva fue
costeada por el propio Otávio Piva. De las 2000 cajas que se vendieron cuando
fue el lanzamiento en 1997 creció a 150,000 en el 2001. Según el empresario y
vídeo-bloguer István Wessel:
“Ni el
Liebfraumilch, ni el Sunrise son vinos de gran calidad, pero le sirvieron a
Piva para convencer a migrar de la cerveza
al vino a muchos consumidores.”
También en la década del ’90 su portafolio incrementó
marcas como Romanée Conti; Mazei; Renato Ratti; y el champagne Taittinger, lo que le dio una exposición mayor teniendo como efecto el acceso a
otras reconocidas bodegas.
“Cuando comencé
no existía mercado del vino en Brasil. Cuando platicaba con mis amigos que
pretendía trabajar con vinos ellos me decían: ¡Estás loco! No existe mercado
del vino en Brasil. Si te gusta la bebida trabaja con cerveza, con whisky, o
cachaza. Y yo respondía: el mundo del vino es fabuloso, me gusta ese negocio;
hay gente que trabaja por trabajar y no gusta de lo que hace, y, aunque no llegue
a ganar mucho dinero, por lo menos seré feliz.”
Hoy es dueño de un imperio, y aunque haya perdido
algunas marcas importantes de su portafolio él continúa en el ruedo, con 30
tiendas en todo Brasil: 20 propias y 10 franquicias, con presencia en centros
comerciales (o como decimos en Lima y también aquí en Curitiba: shopping
center) con contacto directo con el consumidor final.
Todo un emprendedor y un visionario, y una de las figuras más importantes en lo que a vino respecta en el Brasil .
Fuentes:
- Declaración de
Otávio Piva tomada de “Isto é Dinheiro”, en entrevista del año 2009.
- Reportaje
del semanario Veja: “Otávio viu o vinho”.
- Entrevista
para el blog de la Importadora Expand.
2 comentarios:
Wow, qué historia la de este hombre!
Con respecto al vino (aquí no se ven tanto tanto), coincido con lo azaroso de las añadas de la línea. He probado un carménère de la "Cosecha histórica" y era bien interesante, pero he probado otras cepas y añadas y no me han sorprendido.
Hace rato que quiero comprar un Cabernet de ellos, vamos a ver qué pasa...
Saludos!
Por aquí sí son una constante, y recuerdo que en Lima son también re-fácil encontrarlos.
Recuerdo ahora una buena pizzería en el balneario de Pucusana, "La Casa Nostra", donde ya estaban las botellas de Casillero ... en la mesa.
Abrazo.
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