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jueves, 18 de marzo de 2010

Dom Casmurro, Machado De Assis




Título en español : Don Casmurro
Año de publicación : 1899
Editora Globo
Año de esta publicación : 2008.


Confieso que nunca había escuchado hablar de este escritor; ignorancia grande la mía. Quizá porque cuando se habla de literatura brasileña en el Perú lo primero que sale a la luz es Paulo Coelho: te bombardean con Coelho por donde vayas al punto del hartazgo (inclusive sin haber leído nada de él, por aquellos tiempos); es terrible. Luego podría aparecer el gran Jorge Amado, y pocos, muy pocos nombrarán a Rubem Fonseca. Y eso que tengo amigos que, así como yo, gustan de leer. Quizá no haya traducciones que le den la importancia que debería tener un escritor de la talla de Machado De Assis. Cuando vaya a Lima veré que tan cierto es eso de no haber traducciones en las librerías de mi ciudad.

Mi primera adquisición de literatura nacional aquí en Brasil es una cajita con 3 obras de Machado De Assis, y, el libro en mención, se convierte en mi primer "Machado". Primero, sobre la excelente edición del libro: además de la buena calidad de papel utilizado, enumera, en el transcurso de la obra personajes, lugares, citas de la época, y las explica al final del libro.

Desde los primeros capítulos encuentras al personaje narrando su historia como si lo tuvieras ahí cerca y te la estuviese contando frente a frente. Aún tengo el hábito de llevar conmigo un lápiz y encerrar en un círculo las palabras que desconozco. Cuando iba a hacer eso con la palabra "Casmurro" encuentro al narrador líneas adelante advirtiéndome:

"No consultes diccionarios. Casmurro no está aquí en el sentido que ellos le dan, está como vulgo de hombre callado y abstraído. El "Don" vino por ironía, para atribuirme fama de hidalgo."

No paré de reír. Su escrita es elegante. Un extraordinario manejo del idioma portugués, y grafica muy bien el Rio de Janeiro de mediados de 1800. Desde su juventud, cuando su madre lo quiere de seminarista, su amistad y enamoro con Capitú, todo narrado en primera persona, esto hace que haya capítulos como el CXIX dirigiéndose al lector a que no cierre el libro, ya que la historia cambiará de rumbo.



Pocos son los escritores que en un sólo capítulo (CVIII) consigue narrar sus deseos por un hijo; la envidia sana al ver a Capituzinha, hija de Sancha y su amigo Escobar; el embarazo de Capitú; el nacimiento de Ezequiel; aceptar la idea del casamiento entre los hijos de ambas parejas; y el nombrar de padrino de bautismo de Ezequiel a Escobar: todo en un sólo capítulo, sin perder la elegancia al narrar. Bento, el personaje principal, es un tipo celoso crónico, un Otelo brasileño, al punto de pensar que su amada lo traicionó, y ver en la cara de su hijo el rostro de su amigo fallecido, y al punto de dudar ser él su verdadero progenitor, e incluso decirle al niño que él no es su papá. Sus celos están presentes hasta el último capítulo:

"...si recuerdas bien de la Capitú adolescente, tendrás que reconocer que una estaba dentro de la otra."

Refiriéndose a la Capitú inocente y a la maliciosa según él, y siempre buscando la complicidad con el lector. La Obra está tan bien escrita que no debería resumirse tan solo a la eterna pregunta de si Capitú le fue infiel o no a Bento: una gran obra como esta no se puede rebajar a una simple pregunta. ¡Todo un clásico latinoamericano! Totalmente imprescindible.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

buenisimo

Manolo Malpartida dijo...

Sí, Machado de Assis no tiene pierde.