Título original
: 沈黙 –
Chinmoku
Título en
portugués : O silêncio
Editado por primera vez : 1966
Presente edición : Editora Círculo do livro, sin año de edición.
Traducción : Edyla Mangabeira Unger
Hace poco más de cuatro años, el 24 de noviembre del
2008 se daba algo hasta entonces insólito en Japón, la beatificación en
Nagasaki de 188 personas entre las que destaca Petro Kasui Kibe, todos
considerados mártires por el catolicismo. Este grupo de personas fueron perseguidas,
toruradas y muchas asesinadas entre los años 1603 y 1639, durante el shogunato
Tokugawa: Tokugawa Ieyasu 徳川 家康 , fue quien inició
el gobierno de esta etapa fundamental en la historia japonesa, desde 1603 hasta
1605, y abdicando a favor de su hijo Tokugawa Hidetada 徳川 秀忠 quien gobernó
desde 1605 hasta 1623, y Tokugawa
Iemitsu 徳川 家光 , que gobernó
desde 1623 hasta 1651, extendiendo la lista hasta mediados del siglo XIX, pero
fueron estos tres mandatos iniciales los más duros para los sacerdotes y
misionarios católicos que se aventuraron por Japón para pregar su religión.
Este shogunato también actuaba de manera similar ante los
fieles que atendían ese llamado, bautizándose y convirtiéndose a la fé
cristiana. Entre estas 188 personas hay cuatro sacerdotes y el resto está
dividido entre mujeres, niños, personas con alguna deficiencia, e incluso varios
samurais. Y en esta historia real es la que se basa ésta, la que es considerada
como la principal obra de Shusaku Endo -
遠藤 周作, ganadora del Premio Tanizaki en 1966.
Los misioneros jesuítas portugueses Sebastião
Rodrigues, Francisco Garrpe y Juan de Santa Marta son enviados a la isla para
tomar la posta de otros que ya habían llegado por ahí dejando la semilla del
catolicismo en tierras difíciles de germinar la fé cristiana, y también para
averiguar del parardero de Cristovão Ferreira, importante misionario del cual
perdieron todo rastro y comunicación, creyéndolo muerto, o peor aún, temiendo
que haya apostatado.
Conocerán en la isla de Macao un singular japonés que aunque
lo niegue inicialmente ostenta la religión católica, Kichijiro, quien se
compromete llevarlos a Japón y contactarlos con otros compatriotas suyos que
también son adeptos al cristianismo. Rodrigues y Garrpe no sólo tienen el
antecedente de Ferreira por aquellas tierras, obviamente saben también de la
experiencia de Francisco Xavier (San Francisco Xavier), y conocen acerca de la existencia de Inoue, el demonio personificado para
cualquier cristiano en Jápón, al punto de hacer ver a Takenaka, antiguo
magistardo de Nagasaki y culpable de violentos asesinatos a cristianos como un
manso borrego.
Sería muy fácil para el autor centrarse en los castigos
y torturas acometidas por la gente de Inoue, y aunque hay líneas donde se
repasan estos hechos, la esencia del libro es mucho más profunda: el
cuestionamiento de Rodrigues, personaje principal de esta historia, acerca de
la real existencia de Dios, ¿cuán
ridícula y risible sería esta vida dedicada a Dios y todo este sufrimiento padecido
si al final Él no existiese? se pregunta más de una vez en su celda. También
le tortura la idea de que ellos van con la intención de ayudar (¿será que lo
necesitaban?) a los cristianos japoneses, y lo que finalmente consiguen es
tornar las vidas de los campesinos nipones más miserables, llevándolos incluso
a la muerte. Endo hace un paralelo en el sufrimiento de Rodrigues al padecido
por Cristo en su momento, ambos caen en la duda aunque a Rodrigues lo va
carcomiendo de a poco sin que él sepa.
Esta obra estuvo innúmeras veces como candidata a ser llevada al cine por Martin Scorsese, siendo incluso demandado hace poco, en agosto del presente año por incumplimiento de contrato por una productora italiana. Las últimas noticias al respecto es que “Silence” es el próximo proyecto del bueno de Scorsese, pero así está desde la década del ‘90. Ahhh...., si finalmente ve la luz esse proyecto cómo me gustaría ver a Takeshi Kitano (ya que además de director también es actor) en el papel de Inoue. Modestamente creo que ese personaje le encajaría a la perfección, así como el proprio Scosese estuvo magistral haciendo de Van Gogh en “Dreams” de Akira Kurosawa. Ahhh...., los cuervos.
Por el momento se barajan nuevamente los nombres de Daniel Day-Lewis, Benicio del Toro y Gael García Bernal para el proyecto de Scorsese.
Inoue es otro personaje esbozado con maestría. Antes
de su aparición en la trama sabemos de su crueldad para con los cristianos
japoneses y extranjeros, lo que creó cierta expectativa, pero, al aparecer, su
sabiduría y aparente tranquilidad –emanando por momentos hasta dulzura- nos
trae a la mente al viejito que hace de Papa Noel por estas épocas al pie de la
escalera eléctrica en el shopping de
cualquier ciudad. La conversa entre él y Rodrigues, su prisionero, al inicio
del capítulo siete es como una partida de ajedrez entre dos conocedores, nunca
pierde la calma y expone con sapiencia el por qué el catolicismo no resultaría
en un país como Japón. Por muchos momentos sus discusiones son filosóficas y,
aunque no hace el mínimo esfuerzo por esconder su odio por estos occidentales
que llevan el cristianismo a su isla nunca patea
el tablero, demostrando siempre respeto por su enemigo. Él maneja muy bien
temas de la Biblia y acerca de Dios, pues en su juventud fue un adepto más del
cristianismo llegando incluso a ser bautizado, desencantándose y apostatando
después para volverse en el mayor perseguidor de cristianos en Japón. Su
conocimiento de causa algunas veces pone entre las cuerdas a Rodrigues, siendo
esas conversas los trechos más ricos en esta obra.
Así también la estructura de esta obra es muy
interesante: los cuatro primeros capítulos son cartas de Sebastião Rodrigues
escritas antes y durante su paso por Japón, mandadas por cristianos japoneses a
través de largas travesías a Portugal. Sirven de presentación de cómo es la
realidad que está viviendo desde cómo intentarán llegar a Japón hasta la
traición de Kichijiro donde la misiva parece interrumpida. Desde el capítulo
cinco y en adelante es un narrador omnisciente quien va desarrollando la trama.
El cambio es muy sutil y elegante, no sé por qué me sorprendo, Endo era un
escritor japonés.
2 comentarios:
Hola Manolo,
Leí tu entrada esta mañana a través del teléfono y se me caía la baba, sobre todo cuando hablas de Takeshi Kitano
¿Crees acaso que los hados se pondrán de acuerdo y podremos disfrutar de esa peli?, pero con Kitano, claro.
Qué felicidad sería. En fin, hay una película de 1971 de Masahiro Shinoda, yo la tengo,
pero son un dolor los subtítulos, solo he visto las primeras escenas.
Sobre la novela, la hay en castellano, pero eso de los mártires y escritores cristianos que ejercen como tal,
siempre huyo, me dan alergia ciertos temas, pero bueno, una vez leída tu entrada me dan ganas de ponerme a ello, así que, a ver si le hago hueco.
Bueno, un abrazo,
Bara
Vamos a necesitar no sólo de hados Bara, sino también de elfos, ninfas y duendes para que ese sueño se cumpla; ya somos dos hinchando, o "torcendo", como dicen por aquí.
Recuerdo de una peli' "Johny Mnemonic" con Keanu Reeves y Dolph Lundgren donde Kitano-san actúa, así que por ahí el bueno de
Vaya, no debe ser nada fácil encontrar esa versión de "Chinmoku" de Shinoda ah.
Ni te preocupes que la obra no tiene un atisbo de ensalzar a los mártires católicos, por el contrario, creo que a los más creyentes que conocen de esta obra no les debe haber gustado nadita el que los personajes de los misionarios barajen la opción de apostatar -y es que no te quiero develar el final- en su momento, probablemente les hubiese gustado encontrar algo así como: "...aún siendo hundidos de cabeza en agua hirviendo nunca pasó por la mente de ellos el renegar de su fé..." No, no hay eso.
Sí te deparas con el libro dale una oportunidad.
¡Abrazo!
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