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jueves, 15 de octubre de 2015

Vancouver, Canadá

Granville Island, Vancouver



Você lembra da pergunta que te fiz quando começamos o relacionamento? – me espeta Cris a finales del año que pasó.

Tú me hiciste tantas preguntas mujer. Dime de una vez a cuál te refieres- le respondo así en castellano, por recomendación del pediatra, quien siempre nos sugirió que cada quien hable en su idioma materno, así nuestra Sofía se acostumbra a ambos idiomas, picado por aquel bichito e inoculado con la curiosidad del cual era portador.

Você toparia morar no estrangeiro?




Granville Island, Vancouver


Mmmhh… Recuerdo de esa pregunta –entre algunas otras- hace seis años y medio. Cuando conocí a Cris se había propuesto como objetivos a corto plazo el formar una familia, de ser posible tener un(a) hijo(a), y desarrollar su profesión en el extranjero. Yo, por alguna razón y desde hace algún tiempo siempre estoy en el extranjero, aunque no me sienta tal en los lugares en los que estoy. En los 90’s había descubierto el placer de viajar y conocer otras personas, culturas, sabores, primero por varios estados del Perú por casi diez años y como colofón tuve un viaje a Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, adonde nadie quería ir porque el vecino país estaba convulsionado, su presidente Gonzalo Sánchez de Lozada estaba en jaque, los aeropuertos cerrados, entrada sólo por tierra y con algunos largos trechos a pie; comenzaba setiembre del 2003. Así que restábamos los nuevos de la empresa. A Maria Elena (una amiga para toda la vida) y a mí nos propusieron aquel proyecto del que nadie quería hacerse, y nosotros felices. Aquel estudio tomó cuatro meses y, aunque no parezca mucho el tiempo, guardo un cariño especial por la gente de Bolivia que en todo momento me trató muy bien, desde el cruce por la frontera, el Lago Titicaca, El Alto, Cochabamba, y Santa Cruz de la Sierra. Ahí comenzó mi periplo. Luego vinieron algunos años en Japón, y, cuando me había propuesto retornar para intentar formar una familia en la isla (cosa no muy fácil por allá) nuestros caminos se cruzaron en Lima. Gracias eternas a L por la insistencia (Obrigado mesmo menina!) en salir aquella noche de octubre del 2008. Si no fuera por ella Cris y yo no nos hubiéramos conocido, y probablemente no sabríamos lo dichoso que se siente ser padres. Cambié sin chistar Japón por Brasil, hasta aquel diciembre del 2014, donde previo a nuestro viaje a Lima ella se me para enfrente con ojitos brillosos queriendo que rememore aquella pregunta. 

Desde hace tres semanas Canadá es nuestro nuevo hogar.


Stanley Park, Vancouver



Granville Island, Vancouver



Buenas noches Canadá



Hoy nos pusieron internet y queríamos compartir ese pedacito de nosotros. El blog continuará, muy probablemente con menos libros porque el ritmo aquí es otro. Vinos seguirán descorchándose puesto que por aquí son mucho más baratos que en Brasil; también esperamos retomar las fotografías. 

Si alguien está por ahí, gracias por visitarnos.

lunes, 18 de febrero de 2013

Coches clásicos, Feira do Largo da Ordem, Curitiba


La "Feira do Largo da Ordem" es uno de los puntos fijos para llevar a alguien que llegue de visita a la ciudad, ya sea nacional o extranjero, si su estancia coincide con algún domingo en la capital paranaense, Curitiba. Pero también siempre es una opción muy atractiva para los que vivimos aquí, más si hay un niño en casa. Es un gran mercado de pulgas al aire libre donde se encuentra de todo, o casi todo: artesanías, antigüedades, lp's, cd's, libros, ropa, juguetes, comida y bebida, artículos para el hogar, estampillas, monedas y billetes, y un interminable etc. Son como ocho cuadras (quizá más) donde cada domingo, así llueva, truene, caiga granizo -por lo menos una o dos veces al año cae-, o con el sol fuerte de esta temporada, los tradicionales vendedores cierran las calles y ocupan esa parte del centro de la ciudad. Y si contamos con los establecimientos alrededor de esta feria las opciones aumentan aún más. Esta feria es un buen ejemplo de lo que es Brasil, un país multicultural: aquí se reúnen los descendientes portugueses, alemanes, italianos, ucranianos, polacos, japoneses, bolivianos, argentinos, chilenos, peruanos, pudiendo encontrar productos, ropas, música, comida y bebida, típicas de estos lugares. También los brasileños de otros estados llegan aquí ofreciendo productos típicos de otras regiones de este país-continente. Y entre tanto barullo, tanto comercio, y tanta conversa -y tantas mujeres..., que por que uno esté a dieta no significa que no pueda echarle un vistazo al menú: esas rubias descendientes de Europa del este, pero con ritmo y sabor latino, mamita querida....-, hay una calle reservada para la exposición gratuita de coches antiguos, tan bien conservados que parecieran recién haber salido de fábrica, la mayoría datan de la mitad del siglo pasado, muchos de antes. Ya habíamos estado el año pasado en la Convención de Volkswagen Escarabajos denominada "Dia Nacional do Fusca" que se realiza todos los años aquí en la ciudad, pero en esta feria no sólo hay "escarabajos". Si alguien tiene un coche de estos es sólo llegar y estacionar y así nosotros, los transeúntes, podemos apreciar estas joyas, sacar algunas fotografías, e incluso conversar con los dueños acerca de los detalles de la nave que manejan, todos muy cordiales y atendiendo a las infinitas preguntas que hacemos, sobre todo de niños, que no están acostumbrados a ver autos como estos por las calles. Es tanta la cantidad de personas que llegan que es muy difícil fotografiar las naves sin alguien parado al lado, y el ir a preguntar sobre marca, modelo y año resulta una tarea difícil más cuando, como en nuestro caso, hay una niña queriendo ir atrás de algo, así que no podré dejar detalles de los diversos autos que conseguí capturar. Muchos llevan el año en la placa, pero no todos.




  
































































































Llegan también muchos motociclistas, pero a diferencia de los carros las motos las dejan tan juntas que no se pueden fotografiar a no ser en grupo, pero así no se aprecia del todo. Una excepción fue esta chopper con sus arañas.





Acompaño a mi esposa a ver ropa, luego ella me acompaña a la librería de viejo, para luego los tres caer al puesto de una familia boliviana que hacen empanadas de pollo, de bacalao, de carne, y que la ofrecen con rocoto (opcional): riquísimas, con su clásico "caldo de cana" ("extracto de caña") del puesto vecino. Las joyas de encima siempre están ahí, cada domingo, para recordarnos, o hacernos saber, que un carro también puede ser una obra de arte.