Aquí encontrarás reseñas sobre algunos pequeños vicios que quizá compartas. Sean todos bienvenidos.
miércoles, 9 de agosto de 2017
Apothic Inferno 2014
Apothic Wines
Apothic Inferno 2014
16 % Grad. Alc.
California, Estados Unidos.
Debo admitir que la etiqueta de éste Apothic Inferno es, a primera vista, atractiva. Sólo a primera vista. Luego te detienes a los detalles: un blend que descansa por sesenta días en barricas que fueron utilizadas en whiskey (sólo por curiosidad: ¿Cuál whiskey? ¿Por cuánto tiempo fue utilizada en whiskey? No indican. No importa. Ya esperamos un desmadre.), y ahí ya frunzo el ceño. De una graduación alcohólica alta (16, nada menos), dejando fuera los oporto, madeira, ice wine, no recordamos otro vino con una graduación así, y no es ni de guarda, sino para beberse joven.
Mercadeo. ¿Será que hicieron un estudio para saber si hay mercado para un vino así? ¿O simplemente se animaron con la idea y a lo que salga? Bueno pues, veamos qué salió.
De un granate obscuro, bordes ligeramente ambarinos, denota leve corpulencia, forma lágrimas medianas, intensas.
Aroma a frutas negras, una fuerte sensación a especiado eclipsa lo afrutado: pimienta, anís. Aroma intenso y duradero.
Frutas negras, nuevamente sensación eclipsada por la especiada, pimienta, canela, anís, pero muy, muy fuerte. Las sensaciones a madera y vainilla también son fuertes, más la primera. De una leve corpulencia, de final largo, con retrogusto a ají rojo seco en hojuelas: quema, arde.
Adquirido en BC Liquor Store de Burnaby a 13 Justin’s, tiene una pésima rpc.
Este pequeño Frankenstein es eso, una prueba, que gustará a unos y a otros no; nosotros nos ubicamos en el segundo grupo. Si quisiéramos experimentar las sensaciones de un whiskey pues compraríamos uno. Si adquirimos un vino tinto pues queremos lo que éste nos pueda ofrecer (que ya es mucho, sensaciones casi infinitas).
No hubo sensación de disfrute en momento alguno. De inicio quema. Lo dejamos descansar una media hora, que respire, pero bueno, nada que aminore considerablemente sus exageradas características. Todo lo que el roble aporta al vino aquí es multiplicado a la n, eclipsando las características que las uvas (es un blend, no sabemos de cuáles cepas) tienen.
Beberlo solo es un martirio. Con queso, un desperdicio. Ni con comida mejoró, por el contrario, nos malograba el sabor de la comida.
Un cuarto de la botella fue, con mucha dificultad, por nuestro gaznate. El resto del contenido directamente al lavadero de la cocina, puesto que ni para utilizarlo como ingrediente nos atrevemos. Hacía mucho que no teníamos una experiencia tan desagradable con un vino. Si tienen la oportunidad pruébenlo, debe ser único.
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