El término “Brasiliana” hace cuestión a todo
material impreso sobre Brasil con reconocida relevancia histórica, y esta
colección particular es una de las mayores brasilianas
existentes en el país.
Así este
conjunto agrupa libros, pinturas, grabados, documentos firmados por diversos
presidentes, mapas, monedas, primeras ediciones de obras cumbres de la
literatura brasileña, y mucho más: son cinco mil objetos en total los que logró reunir, bajo el asesoramiento
de Pedro Correa do Lago, quien es también el curador de la
muestra. Aunque para
dicha exposición se reducen a trescientos no pierde en nada su atractivo.
Son muchas las cosas que atraen, como una edición de Memórias
Póstumas de Brás Cubas, de Machado de Assis, ilustrado magistralmente por Cándido
Portinari; documentos sobre compra-venta de esclavos, y los diversos dibujos
que aventureros europeos hacían de lo que iban encontrando y descubriendo por
aquí.
En el siguiente vídeo tendrán un rápido repaso a las salas que integraron esta enorme muestra:
La exposición está
dividida en siete partes, que van desde los objetos del siglo XVI hasta los del
siglo XIX.
Ya de
entrada nos topamos con sendas cartografías que datan de finales del siglo XVI.
El primero es de Gerhard Mercator (Flandes, 1512 – 1594) y es un grabado en
cobre sobre papel de un mapa de nuestra región publicado un año después de su
deceso, probablemente vio la luz a través de su hijo Rumold Mercator, ya que
Gerhard dejó su Atlas inconcluso. Ahí se señala que Cuzco era la metrópoli del
continente.
La siguiente cartografía data de 1596, y pertenece a Jan Huygen van Linschoten (Haarlem, 1563 – Enkhuizen, 1611) comerciante neerlandés quien la publicó en su libro “Itinerario para las Nuevas Indias”. Van Linschoten se empleó como escribano del arzobispo de Goa, Vicente da Fonseca, y una vez ganada la confianza de éste se infiltró en las salas donde eran guardados los portulanos –mapas, cartas de navegación y manuscritos portugueses- haciéndose de las informaciones con las cuales la Corona Portuguesa monopolizaba la ruta para las “Indias”, y especialmente para el Brasil.
Este mapa fue publicado por vez primera en 1570 en el Atlas “Theatrum Orbis Terrarum”. Pertenece al cartógrafo flamenco Abraham Ortelius (Amberes, 1527 – 1598). Es considerada la mejor representación del Nuevo Mundo hasta esa época, y su Atlas es tomado como el primer atlas moderno. Recibió innumerables reimpresiones en los cuarenta años siguientes, tuvo un gran éxito. Para poder concebirlo Ortelius realizó un extenso trabajo de investigación, pues ninguna información de aquel nuevo continente eran divulgados por españoles ni portugueses.
El dibujante Joachim Du Viert plasmó a tres indios Tupinambá –etnia brasileña- llevados a Europa. Los diseños fueron grabados por Pierre Firens, e impreso por Pierre-Jean Mariette. Estos trabajos nos muestran a los indios tupinambá de la Isla de Marañón con trajes de la época de Luis XIII, están bailando y blandiendo unas maracas.
La
leyenda del primero dice: “Están aquí los
verdaderos retratos de los salvajes de la Isla de Marañon, llamados Tupinambás,
traídos al muy cristiano Rey de Francia y de Navarra por el señor Razilly em el
presente año de 1613.”
De este segundo diseño, “Retrato al natural de los bárbaros traídos a Francia, del país de los Tupinambás por el señor de Razilly, para ser bautizados y convertidos a la fé de Jesús Cristo, y presentados a Su Majestad em el año presente de 1613.”
Está también aquella pintura del francés Arnaud Julien Pallière
encomendada por el Príncipe Regente Don Pedro I, donde se pueden ver la
entonces pequeña ciudad de São Paulo –ahora metrópoli- a orillas del rio Tamanduateí, y divisar sus iglesias da Sé, do Carmo, y
Santa Teresa, tela avaliada en seis millones de dólares.
Estas monedas obsidionales -que deben dejar salivando a cualquier numismático- de oro son de la segunda invasión neerlandesa al Brasil (1630 a 1654, en Pernambuco, antes Recife) :
Florines de 1645 y 1656,
VI Florines de 1645 y 1646,
XXII Florines de 1645 y 1646.
“Indio cazador” (Nuevas Indias), 178, a partir de una obra de Albert Eckhout (1610 – 1666).
En 1678, un año antes de morir, el Príncipe Mauricio de Nassau decidió obsequiar al Rey Luis XIV de Francia –el monarca más poderoso de Europa, por entonces- com su preciosa colección de pinturas y diseños hechos en el Brasil por los artistas que lo acompañaban, y que guardara por casi 35 años desde su retorno a Holanda em 1644.
El regalo de Nassau al Rey incluía, entre otras piezas, 27 obras de Frans Post, y pinturas y diseños de la flora y fauna brasileña realizados por Eckhout. Expuestos en 1680 estos trabajos encantaron a la Corte Francesa, fue ahí que surgió entre los consejeros del Rey realizar grandes tapicerías incorporando aquellos tan nuevos elementos exóticos, que era la especialidad de las empresas reales.
"Indio cazando onza en la selva", 1819.
Carl Friedrich Philipp von Martius (1794 – 1868): éste tío sí que se cultivaba: fue médico, antropólogo y naturalista botánico, además de violinista. Fue el más importante naturalista que investigó, describió y recolectó elementos de la naturaleza brasileña, allá por la primera mitad del siglo XIX. El trabajo que se muestra lo devela como un excelente dibujante y acuarelista, plasmando lo que estaba ante sus ojos.
Estos siguientes trabajos de la parte inferior son del mismo artista, trabajo en conjunto con el zóologo Johann Baptist von Spix. Tal obra fue conocida como el “Álbum Spix & Martius”, cuya difusión era revelar al “público culto” europeo (lo entiendo como a los de clase pudiente) la naturaleza y los indios brasileños.
Armas, adornos, ornatos y utensilios de los
Indios Camacans, y de los Indios Puris, respectivamente.
El álbum “Viaje al Brasil” (de la primera mitad
del siglo XIX) fue concebido tras la expedición del Príncipe Maximilian de
Wied-Neuwied revelando por primera vez a Europa “imágenes reales” de los indios brasileños. Admirada por científicos
como Alexander von Humboldt, la obra de Maximilian fue traducida a muchas lenguas,
y es reconocida como una de las mayores contribuciones para el conocimiento del
Brasil en el inicio del siglo XIX.
Estos dibujos a continuación fueron encontrados en un
ejemplar del álbum “Viaje Pictoresco e
Histórico al Brasil” que data de 1835, de Jean-Baptiste Debret (1768 –
1848), pintor francés y traen nuevos conceptos en el proceso de impresión de
las litografías, encontrando elaborados diseños.
Se interesó también en el tema de la
esclavitud, plasmando con mucho arte lo que veía en su cotidiano en el Brasil.
Su trabajo es considerado como uno de los principales documentos gráficos en la
historia de este país.
Lo que más atrajo mi atención fueron los documentos
acerca de la posesión; compra-venta; póliza de seguro de vida, y demás de
esclavos. El tráfico humano era tan frio y normal que hasta vendían recibos ya
listos para ser rellenados y firmados.
Arriba : Documento de venta de un esclavo,
Boa Esperança –irónico el nombre del lugar- 27 de diciembre de 1860.
Documento manuscrito
firmado, Freguesía de Irajá, Rio de Janeiro, 19 de diciembre de 1849. En este documento, Antonio Francisco de Mello
concede la libertad para siempre a una esclava.
Seguro de vida del
esclavo. Documento semi-impreso firmado, Rio de janeiro, 10 de julio de 1857. Póliza expedida por la Previdencia Cia. de
Seguros contra la Mortandad de los esclavos, al Señor Delfino, por el seguro de la esclava
Virgulina.
Pasaporte del esclavo.
Documento semi-impreso firmado, Pernambuco, 6 de diciembre de 1841.
Anuncio en el periódico de
la fuga de un esclavo. Diario “O Parahybano”, 23 de abril de 1870. Era común anunciar en el diario la fuga de
los sirvientes. ¿A qué penas lo condenarían en caso de ser encontrado? Por
largas ocho décadas de Imperio era normal esta práctica.
Recibo de compra-venta de
esclavo. Increíblemente ya se vendían recibos listos para ser rellenados a la
hora de la transacción. Aunque uno ya sabe que esto –la esclavitud- existió, no
deja de sorprender estos documentos, todo formalizado. Se puede leer: “Vendo el esclavo tal, con todos sus vicios y
achaques, nuevos y viejos, físicos y morales, tal cual los tenía....”
Tratamiento dental del
esclavo, Rio de Janeiro 12 de diciembre de 1874. Era poco común que los “dueños” traten este tipo de problemas de
salud –y quizá por otros tampoco se interesaban- de sus esclavos, aunque hay
documentos como éste que prueban que habían algunos que sí “los llevaban” a
tratarse. No se sabe si luego tendrían que retribuírles de alguna manera, o no.
En este documento se asigna que el comendador José María dos Reis pagó al
cirujano dentista de la Casa Imperial, Thiago Beviláquia la cantidad de diez
mil réis por la obturación de la platina 3 y 4 de una esclava.
“La
siesta” de Johann Moritz Rugendas (Augsburgo,1802 – Weilheim na der Teck,
1858), más conocido como Mauricio Rugendas.
Descubierta hace poco
tiempo en Europa, esta obra se suma a las pocas pinturas conocidas hoy de este
artista alemán. Un viajero incansable –estuvo por Brasil, Argentina, Chile,
Perú, Colombia y México-, resumió todo lo visto en sus diversos viajes en los
países de esta región en una sola pintura.
“Don Pedro II”, 1846, del mismo artista.
Importante retrato de Don
Pedro II (Rio de janeiro, 1825 – Paris, 1891) – apodado “El Magnánimo”, fue el
segundo y último emperador del Brasil. Su reinado duró 58 años. Su estirpe
venía de la rama brasileña de la Dinastía de Braganza- a la edad de veinte
años, realizado por Rugendas en su segundo paso por el Brasil. El pintor
realizó apenas dos retratos del joven emperador.
“Vista
de São Luís de Maranhão” de Giusseppi Leone Righini (Turín, Italia, 1830 – Belém do Pará, Brasil, 1884), también llamado Joseph Léon Righini.
Preciosa pintura de este artista ítalo-francés quien dedicó una buena
parte de su obra a registrar los paisajes brasileños, vivió en Salvador de
Bahía, São Luís de Maranhão y Belém do Pará donde murió.
“Cataratas
de Paulo Afonso”, data de 1863, de Germano Wahnschaffe.
“El
hijo del artista tomando baño en el balcón de la residencia de su abuelo”,
1830. Armand Jullien Pallière (Bordeaux, 1784 – Bordeaux, 1862).
Desde su óptica de
inmigrante Pallière plasma una escena del cotidiano en la vida privada por
aquellos tiempos. La obra retrata al hijo del pintor en los brazos de su mujer
–hija de Grandjean de Montigny, aquel gran arquitecto que integró la Misión
Francesa.
“Abolición
de la esclavitud”, 1888, de Victor Meirelles (Florianópolis, 1832 – Rio de
Janeiro, 1903).
“Casamiento
de Don Pedro I y D. Amélia”, 1829, de Jean-Baptiste Debret.
En la actualidad son pocas
las pinturas al óleo conocidas de Debret acerca de temas brasileños, a
diferencia de lo que ocurre con sus acuarelas de las cuales se conocen centenas
de ellas. Este hecho refuerza la importancia de esta pintura para el estudio de
la obra de Debret. Solamente se hizo público en el 2007, cuando el Banco Itaú
la adquiere.
“Rescate
de los pasajeros de la Ocean Monarch por la fragata brasileña Afonso”,
1860, de Samuel Walters (1811 – 1882).
Cinco meses
estuvo esta preciosa exposición que encierra gran parte de la historia de este
país-continente que es Brasil.
Datos e informaciones : Museo Oscar Niemeyer.
Datos e informaciones : Museo Oscar Niemeyer.
2 comentarios:
Excelente la muestra realmente. Me entretuve mirando las fotos que tomaste. Algunas retratan ese triste pasado de la historia del Brasil y latinoamerica que fue la esclavitud
Sí, los documentos del testimonio de la esclavitud son impactantes. Las cartografías las encuentro re-interesantes por el trabajo que se daban en graficar estos lares desconocidos para ellos hasta entonces.
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