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martes, 21 de enero de 2014

Desastres do amor, Dalton Trevisan




Editora Civilização Brasileira, 1968.


Es bueno empezar el año sabiendo que la esperanza es una fantasía, es cursi y hasta afeminada. Si hay un escritor que no dejo de leer por lo menos una vez al año ese es Dalton Trevisan (Curitiba, 14 de junio de 1925). Me lo merezco. Nos lo merecemos. Merecemos más traducciones de obras suyas. Él es el cuervo que te sigue y observa atentamente por las frías y sosas calles en Gifu; el gallinazo que ronda mi andar tan lejos y tan cerca por el centro de Lima; el mosquito –aquel pequeño vampiro- que me acecha infatigablemente para alimentarse de mí en Curitiba.

Esta primera edición encontrada trae 16 relatos de los primeros años de la carrera literaria del vampiro Dalton Trevisan donde nuevamente los personajes de sus ficciones son María y João, todos tan diferentes, pero con el mismo nombre, tan común en Brasil, sino en toda Latinoamérica.

Tienen la misma característica que los de otros libros donde parias, marginales, perdedores son sus personajes principales. Son relatos cortos, directos, y por lo general de una tremenda frialdad aunque en éste ejemplar en varios relatos aquí me haya deparado con el más crudo Trevisan hasta el momento, encontrando siempre latente su predilección hacia lo obscuro, su visión de la vida.

Paradójicamente pareciera que aquí en Brasil el interés por su obra es ínfimo. Se extraña lo que no se tiene. Muchos peruanos desde hace unos años y en la actualidad añoramos a Julio Ramón Ribeyro pero sospecho que cuando estaba entre nosotros pocos eran los que le paraban bola. Ya alrededor de éste enorme país que es Brasil pareciera que estamos hambrientos de los cuentos de Trevisan, al menos yo lo estoy, y algunos otros, cuando lo introduzco en la conversa en alguna reunión en alguna noche limeña donde aparecen Rubem Fonseca, Machado de Assis, Clarice Lispector, conocidos y admirados por allá. Llevo en mi conversa a Dalton Trevisan porque merece estar en ese grupo, porque merecemos conocerlo. Para esos pocos osaré dejar un relato del maestro, un cachito no má’.






Nueve

João fue al encuentro con María en el Paseo Público. Eran las ocho de la noche, el parque estaba desierto, ellos se sentaron en medio de la oscuridad. Ella se deja coger la mano, pero no deja que la bese en la boca. Se defiende de los abrazos imputando su condición de señorita:

- Ya me voy. Mamá me espera.

Estaba sentada en las piernas de João. Al pararse, se ven rodeados de unos tipos, algunos llevan sombrero, salieron de detrás de los árboles. Asustada, la muchacha reclama:

- Caramba, qué vergüenza,.. ¡Cuántos hombres!

A lo que uno de ellos responde:

- Que nada… Somos sólo nueve.

El más gordo toma a João y le arrebata a la enamorada:

- Ahora es mi turno.

- Eso nunca –protesta María-, soy señorita.

- Son de esas que me gustan- insiste el gordo.

Él la tira al piso y, al caer sentada, María grita. Miedoso de ser golpeado João huye de allí, escondiéndose tras un cedro, pudiendo escuchar la voz de ella.

Cuando es sujetada María grita con la esperanza de que alguien acuda, pero nadie aparece. El gordo fue el primero, y después fue el turno de todo el grupo.

Él empuja a la muchacha derribándola nuevamente. Por más que ella los rechace María no puede escapar de tantas manos. Llora, pero el gordo le muerde el rostro y ella para de hipar. Cuando él la quiere abrazar María cierra las piernas y suelta un grito. El gordo intenta abrirlas, ella no lo deja. Viendo la muerte en los ojos del otro, María ruega por el auxilio de João. El gordo la abofetea con toda su fuerza, ella se calma.

Mientras el gordo lucha con la muchacha, otro la agarra tapándole la boca. Después del gordo, del segundo, del tercero, fue amenazada que se dejase por las buenas, sino sería por las malas. Entonces ella no ofreció más resistencia a los otros seis hombres. De ahí en adelante después de uno era la vez de otro.

El séptimo fue un negrito y, llegando su turno la muchacha le pide un cigarro. El negrito le enciende hasta tres veces el cigarro, desconfiando de que esté haciendo señales con la llama de los fósforos. María llorando le ruega que la deje para mañana. Él le responde que todavía hay dos más, de los cuales uno de ellos está uniformado y no quiere pelea. Él repara que la muchacha es media fea; siente pena de ella. María se queja de que no puede más. Algo avergonzado, él le da la espalda sin haberle hecho nada.

Después de él es la vez del soldado, y después del soldado de uno más. Los otros habían desaparecido.

María desmaya de tanto dolor y despierta con el sonido de una gruesa voz:

- Fuimos nueve, pero yo fui el último.

Herida, con la ropa en jirones, zigzaguea sin atinar con el portón.

Agachado en la penumbra, João la escucha pidiendo socorro, pero nada puede hacer. Le escucha el lloriqueo, corto y bajito, hasta que se queda quieta. Percibe que María hace señales con los tres fósforos. De lejos presencia el turno del gordo, y luego la vez de los otros, nueve en total.

Arrastrando los pies ella pasa a su lado. Sin coraje de aparecer, João la deja alejarse, despacito, rumbo al portón iluminado.

lunes, 20 de enero de 2014

Bueno Paralelo 31 2009



Miolo Wine Group - Bueno Bellavista Estate

Bueno, Paralelo 31, 2009

Cabernet Sauvignon - Merlot - Petit Verdot

13,5% Grad. Alc.

Campanha Gaúcha, Rio Grande do Sul, Brasil.


Supe de su voz antes de conocer el Brasil. Su narración algo gastada ya y un poco ronca se tornó su característica principal y ya la esperaba en las transmisiones tanto de F1 y fútbol que veíamos cuando podíamos en Suzuka. Por aquí en Brasil la voz de Galvão Bueno es la que de seguro enmarcará los juegos de la selección brasileña en el mundial que se nos viene.

Después de la muy grata experiencia con el tinto 2008 encontramos nuevamente de oferta este 2009, casi a mitad de precio: normalmente es ofrecido a RS 95, unos increíbles US$ 41, pero éste fue encontrado a RS 53, unos US$ 23, así que nos hicimos de un par de botellas, una para llevarla a Lima a una amiga que gusta también de beber vinos ya que por allá el vino brasileño es una incógnita, no son nada difundidos, y la otra la abrimos ayer.

A la vista, es de un granate muy obscuro, forma lágrimas intensas y persistentes, denota una corpulencia de mediana a más.

En nariz, frutos rojos, algo de madera, un toque muy leve de vainilla, en la última copa (poco más de 4 horas después de la primera) es algo floral.

En boca, es de mediana corpulencia, afrutado: frutos rojos y negros, algo de ciruelas, moras, inclusive fresas, La madera es muy leve, un trazo. La vainilla es algo más notoria que en la etapa anterior. La acidez no es marcada pero está presente lo suficiente para ser percibida, no se percibe alcohólico en ningún momento, tiene una muy buena sensación tánica. De final mediano con retrogusto a cuero, a tabaco.

La petit verdot es la que debe fortificar este tinto aterciopelado, muy equilibrado que al igual que su versión 2008 deja una muy buena impresión. Perfecto al precio encontrado (RS 53, unos US$ 23). Inclusive para los que están acostumbrados a pagar los precios que por aquí en Brasil se ofrecen éste tinto no decepcionará. En Lima estuvo perfecto con una tabla de frios y quesos, y ayer aquí en Brasil con carne asada y ensalada no estuvo nada mal. Lástima que estas ofertas se den solamente a finales de año. Un gran ejemplar de vino tinto brasileño. 

lunes, 13 de enero de 2014

Tierra sonámbula, Mia Couto



Título original : Terra Sonâmbula

Año de publicación : 1992

Año de la presente edición : 2012


El segundo motivo que encendió mi interés por la literatura africana –el primero fue leer algo de Alberto Mussa, escritor brasileño que cultiva con ahínco este interés en sus obras- es ver varios libros de Mia Couto (Beira, 1955) en los estantes curitibanos. Son tantos que tenía el temor de que él fuese una especie de Paulo Coelho mozambiqueño; ignorancia grande la mía, pero tras tener esta sensación me atreví a sacar del estante y leer la primera página de éste libro, y tras la enorme sorpresa -que cayó como un baldazo de agua fría- comencé a sacar más y más libros de él realizando la misma práctica, comprobando estupefacto que más, mucho más cerca está de García Márquez que de aquel al que por estos lares es llamado de “O mago”.

Es cierto que esto no es una carrera de caballos así que las comparaciones no deberían darse pero tras leer algo de este libro en la misma librería antes de adquirirlo inevitablemente me hizo recordar al célebre maestro colombiano.

El autor nos presenta inicialmente al joven Muidinga y al viejo Tahuir quienes en su camino y al refugiarse en un ómnibus quemado encuentran en su interior, además de un cadáver, una maleta con un cuaderno intacto escrito por un tal Kindzu, así, los capítulos y las historias se alternarán y mientras en los capítulos impares –por así decirlo- conocemos el duro transitar de los dos primeros en una Mozambique actual -década de los 90’s-, llena de conflictos, en los capítulos pares conocemos a través de la lectura de este cuaderno por parte de Muidinga la historia de Kindzu, en busca de los Naparamas, guerreros místicos y ancestrales, más fantástica pero no menos difícil para el personaje principal de aquella historia.

Mientras el ómnibus les ofrece una guarida física, la historia les servirá para viajar a otro tiempo, tan difícil como el que viven pero que los hará olvidarse aunque sea por momentos de su triste realidad, sembrando en ambos a través del bicho por la lectura aquello esencial en todos, la esperanza.

Ya tuve la suerte de comprobar cuán lindo puede ser el idioma portugués –ni tanto el del cotidiano- en los libros de Machado De Assis, de Clarice Lispector, de Campos de Carvalho, igual, ahora, además de las historias tan bien desarrolladas e indefectiblemente concatenadas otro gran atractivo de esta obra es el bello idioma que Mia Couto maneja y ofrece –el portugués es el idioma oficial en Mozambique-, salpicado de palabras obscuras, términos regionales y/o nativos –se respetó la grafía original para esta edición brasileña, insertándose un glosario en las páginas finales- imprimiendo un aura mágico y de ensueño, aunque muchas veces lo que se encuentre en la narración sean situaciones crudas y muy difíciles de vivir.




Esta obra ganó en 1995 el Prêmio Nacional de Ficção da Associação dos Escritores Moçambicanos y está considerado entre los doce mejores libros de la literatura africana del siglo XX.

Couto sabe mezclar realidad y ficción llegando a confundir en muchos momentos si se está ante un afiebrado ejercicio de realismo mágico o la pura y cruda realidad en que sus personajes transitan. El año comienza bien, conociendo un autor que parece ser fundamental no sólo en la literatura africana, sino mundial. 

domingo, 12 de enero de 2014

L. A. Jovem Brut Rosé



Luiz Argenta Vinhos Finos

L. A. Jovem Brut Rosé

50% Pinot Noir – 25% Merlot – 25% Shiraz

12,5% Grad. Alc.

Altos Montes, Serra Gaúcha, Brasil.



En esta temporada veraniega los vinos espumosos se imponen, y comenzamos el año descorchando este rosado brasileño elaborado con el método charmat.

A la vista es de un rojo algo tenue, forma intensas y persistentes burbujas.

En nariz, algo de aquel polvillo del pan, también es algo dulzón, como fruta roja de compota.

En boca, sensaciones afrutadas como fresas en compota, de poca acidez, el toque dulzón resalta algo más, aunque esto no nos incomode. Es cremosito y su sabor perdura en la boca.

Armonizamos nuestro cebiche con éste espumante rosado y no estuvo nada mal la combinación. No tiene una buena rpc (RS 55 ó US$ 24 ) pero ¿cuál vino en Brasil lo tiene? Muy pocos, y éste no está en ese grupo. Ya el producto en sí es más que interesante si aquel toque dulzón en un brut no te incomoda.

sábado, 11 de enero de 2014

Alamos Malbec 2012



Bodega Catena Zapata

Alamos Malbec 2012

13,5% Grad. Alc.

Mendoza, Argentina


Aún estábamos en Lima y necesitábamos un par de vinos que aunque jóvenes no defrauden. Hacía mucho que no probábamos algún ejemplar de la línea Alamos de Catena Zapata y, aprovechando la muy buena compañía de nuestros primos al final solamente abrimos ésta botella. Mientras en Curitiba éste ejemplar alcanza los RS 43 (US$ 19) allá en Lima en Wong de 2 de Mayo es ofrecido a S/. 28 (US$ 10), o sea una buena rpc. Aprovechando el viaje también nos trajimos algunas botellas que iremos abriendo durante el año.

A la vista, llega a tener una corpulencia mediana. Es de un granate intenso, con bordes violáceos muy vivos. Forma lágrimas medianas.

En nariz, es muy afrutado, ciruelas negras, con el transcurrir del tiempo aparece una duradera sensación a madera.

En boca, es algo dulzón, de una corpulencia algo más que leve, muy afrutado, ciruelas negras, moras, aquí la sensación a madera es leve, de buena sensación tánica. De final mediano con retrogusto algo especiado.

Aunque joven es elegante; es un yuppie; es un vino muy fresco. Creemos que para quien está acostumbrado a beber algunas botellas éste tinto joven no defraudará, y para quienes recién estén comenzando a aventurarse a beber vino comprobarán que no siempre hay que pagar mucho (al menos en Lima) para obtener un tinto de buena calidad; con este vino se engancharán aún más con el placer de degustar vino. 

viernes, 3 de enero de 2014

Recuento del 2013

Un recuento del 2013 en el 2014. El año pasado no lo hice pero confieso que me encantan aquellas fotografías donde hay varios libros juntos; gustos de un frikie.

Fueron 26 los libros que pude leer este año y, aunque no son pocos no puedo negar que me genera un poquito de envidia ver cómo otras personas llegan a la barrera de los 50, y otras pasan las 80 obras al año, pero ese cachito instantáneo de envidia queda disuelto al reparar que lo más importante es que haya gente leyendo, no importa si 1 ó 100 libros al año, lo importante es leer. En el Perú estuvimos casi un mes, y fueron pocas, muy pocas las personas con que nos topamos con un libro abierto ante ellos en el bus y/o combi (no subimos ni al moderno metro ni al Metropolitano), hecho más frecuente de encontrar aquí en Brasil. 





Fueron tres obras de tres autores nipones los que pasaron este año: el grato descubrimiento de un autor totalmente desconocido para mí como Genichiro Tanizaki del cual difícilmente caerá otra obra suya por carecer de más traducciones; la develación (para mí, otros la tienen clara) del maestro del que todos hablan y escriben fue el conocer su "Baila, Baila, Baila", de Haruki Murakami; y el gran nivel en la escrita de Natsume Soseki, "Corazón", obra que definitivamente continuará vigente sí pasen mil años más.




También fueron tres los autores peruanos: el primer libro de crónicas de Alfredo Bryce Echenique, tan divertido y elocuente en este libro de crónicas "A vuelo de buen cubero, y otras crónicas", como si lo tuviéramos al lado narrándonos sus vivencias; la enrevesada y magistral historia de "La casa verde" de Mario Vargas Llosa, con su librillo ("Historia secreta de una novela") aparte acerca de cómo la escribió, tan interesante como la obra en sí; e irónicamente (sí, los junto) mi primer Thorndike es el clásico peruano acerca de la historia de Luis Banchero Rossi, "El caso Banchero".




Ya escritores brasileños fueron seis: los maestros del cuento brasileño: Rubem Fonseca, con "El collar del perro", y Dalton Trevisan, con "Misterios de Curitiba", dos estilos diferentes ambos muy recomendados; conocí el segundo libro de Alberto Mussa, "El trono de la reina Jinga", una historia que me incitó a conocer sobre África y su literatura; leer a Autran Dourado, un autor poco conocido pero quien tiene en su haber una senda obra como “Ópera de muertos”; y también pude leer otro clásico de la literatura brasileña: “Sargento Getulio” de João Ubaldo Ribeiro, un deleite de inicio a fin; ya el “Bebel, que a cidade comeu” de Ignácio de Loyola Brandão engaña desde su título hasta su portada, y aunque extensa, guarda esa peculiar forma de criticar a los círculos que ostentaban el poder en aquel momento así como a la sociedad como sólo él lo sabe hacer.




Del “resto del mundo” tuve una pequeña desilusión con “El complejo de Di” del chino Dai Sijie; por el contrario “Historia de una barrica & La batalla entre los libros” de Jonathan Swift fue toda una revelación para mí; con lo difícil que es depararse con literatura rusa y aún más en castellano con “Un héroe de nuestro tiempo” de Mijail Lérmontov el placer estuvo desde el momento en que lo descubrí en el anaquel; “La flor púrpura” de Chimamanda Ngozi Adichie aunque esté escrita de manera simple resulta todo un viaje; ya “Las tinieblas de tu memoria negra” del maestro Donato Ndongo-Bidyogo está entre los mejores libros que conocí el año pasado.




Charles Bukowski es un viejo compañero. Me deleité con "Cartero". Bukowski es y siempre será Bukowski. Toda una suerte el hallar “Un extraño en Goa” que ostenta una gran narración y el conocer a José Eduardo Agualusa, escritor tan prolífico que espero seguir encontrándome con obras suyas.




Es extraño el quejarse por una obra que se disfrutó, eso me pasa tras saber de Germán Sánchez Espeso. Lamento el que otras obras suyas sean tan difíciles de encontrar; “Laberinto levítico” resultó toda una joyita. Los otros cinco que lo acompañan en esta foto son editados constantemente (¡Felizmente!) y debería ser obligatoria la lectura –me atrevería a decir- de cualquiera de sus obras en la escuela: Salman Rushdie con “Los hijos de la medianoche” no sólo me lleva a la India al momento de su independencia sino me viste con un kurta pajama: soy un indio más. Al abrir un libro de Jack London sé de antemano que me llevará a alguna situación extrema, en “Memorias alcohólicas” es su propia vida tan arriesgada como cualquier ficción que nos haya dejado. La legión latinoamericana del “resto del mundo” la conformaron tres maestros, clásicos absolutos, merecedores de cualquier elogio: Horacio Quiroga, con sus "Cuentos de la selva"; Júlio Cortázar, con "Rayuela"; y Gabriel García Márquez, con "El otoño del patriarca"; siempre serán un lujo. 


Pero lo más bacán fue el casi encuentro de Cris en Bs. As. con Ariel, el bloguero de Vinarquía. Digo "casi" porque creo que fue por una diferencia de minutos el que lamentablemente no se encontraran, pero se pudo intercambiar vinos tal cual como de niños lo hacíamos con cromos, y aunque la intención no era esa él se apareció con dos sendas botellas que nos dejan en deuda que esperamos pagar tal vez éste año; ojalá. Por mi parte sí pude encontrarme con Pollo (no develo su nombre puesto que si él no lo hace asumo que no querrá), bloguero de 0 en literatura, allá en nuestra caótica y frenética Lima. Pudimos conversar rápidamente sobre lo que nos apasiona: literatura, los libreros de Quilca, y, aunque le prometí previamente dos cervezas no fueron pagadas por terminar un día largo junto con Sofía y Cris. 

Que el trato virtual pase a darse también en lo real torna más interesante esto, ojalá pudiera darse con otros blogueros también, por lo pronto, si vienen a Curitiba ya tienen guía. 

lunes, 30 de diciembre de 2013

Último libro y vino del año : La flor púrpura, Chimamanda Ngozi Adichie / Numanthia 2007




Título original : Purple Hibiscus

Año de publicación : 2003

Título en portugués : Hibisco Roxo

Año de la presente edición : 2011

Traducción : Julia Romeu


Este mes de diciembre el viaje no fue solamente a través de un libro. Tras unas extensas vacaciones por Perú de casi un mes retornamos a casa en Brasil para descansar, aunque haya mucha hierba mala por cortar, ropa por lavar y casa por limpiar, así que sólo ayer encendimos el computador y comenzamos a visualizar las imágenes que capturamos por allá, abrazando muchos amigos y muchos a los que lamentablemente ni siquiera pudimos llamarlos. 

El siguiente es mi último libro del año y también nuestro último vino (en teoría).

Algo extraño sucede aquí en Brasil (o al menos en Curitiba) con los libros de la nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie (Enugu, 1977) y es que nunca los vi en una librería de viejo, y desde hace ya algún tiempo ni en librerías normales. Mientras que en las “de viejo” al parecer nunca llegaron, en “las normales” aparecen –hasta el momento son dos obras traducidas- como “agotados”, y para poder hacerme de este ejemplar tuve que encomendarlo a la editora y esperar una semana para que lo envíen; bacán que una obra no acumule polvo en un estante.

En esta, su primera novela nos introduce en la ambigua y conturbada Nigeria, donde alternan las tradiciones heredadas a través de generaciones de todo un pueblo con la nueva religión impuesta por los misionarios extranjeros: el catolicismo, religión que va ganando espacio en el pensamiento de muchos nigerianos, lo que no sería un problema sino tuviese la misma postura que tuvo en varios lugares del mundo al que fue llevado a través del tiempo: menospreciar las costumbres y cultos nativos, convertir a la populación, y haciendo ver a los no convertidos como paganos; los propios nigerianos que cultivan sus costumbres se sienten extranjeros en su propia tierra ante esa nueva ideología que les quieren imponer.

Al mismo tiempo el país vive revueltas políticas donde los golpes de estado son el cotidiano, y con ello la opresión, un lugar donde los derechos humanos son violados de manera sistemática –si no fuese por los nombres africanos de los personajes diría que está ambientada en el Perú de la década los 90’s-, la libertad de expresión es brutalmente coaccionada, la corrupción campea, y donde los gobernantes de turno sólo se preocupan en su propio peculio.

Es en este ambiente hostil en donde nos ubica la autora. Todos sus personajes son bien trazados y es a través de los ojos de Kambili, nuestra narradora, que vamos conociendo la dura realidad que ella a su vez irá descubriendo. Aquello de que el dinero no te da la felicidad aquí se ve graficado de la mejor manera: tanto Kambili como su hermano Jaja nacieron en cuna de oro, cuentan con todos los bienes y servicios que muchos de sus compatriotas sueñan y/o sólo conocen por medio de las novelas mexicanas que ven en tv. Su padre, Eugene es director y propietario de “Standard”, diario rebelde que se juega el pellejo por publicar la verdad. Él es bien sucedido, millonario tal vez. Es católico convicto y lleva esa nueva religión al pie de la regla imponiéndola a su familia de una manera tal que hasta opta por generar sufrimiento y dolor físico para purificar el alma y el cuerpo de sus vástagos creyendo evitar así en el futuro el paso por el purgatorio. Eugene es altruista con muchos de sus compatriotas, pero a la vez e irónicamente confunde tortura con severidad con las personas que más ama; él me resulta el personaje mejor trabajado. Ya la tía Ifeoma quien vive con su prole al borde de la miseria en otra ciudad es más tradicionalista, respeta a su hermano pero no comulga con esas nuevas creencias. Papa-Nnukwu, el abuelo, bonachón, sabio, es desdeñado por su hijo Eugene quien llega a prohibir a sus hijos ver y/o acercarse a su abuelo a no ser por escasos minutos. Amaka, una de las hijas de Ifeoma, prima de Kambili, curtida por la dura vida tiene una visión más centrada y objetiva de lo que sucede a su alrededor. El joven padre Amadi, trata de conciliar el catolicismo con las tradiciones del lugar, motivo por el cual no es bien visto por Eugene; encenderá la llama del amor en Kambili.

Todos ellos están envueltos en un aura oscura, algunos por la miseria en la que viven: la tía Ifeoma y su familia a pesar de la pobreza que los rodea no le dan cabida al lamento y no descansan en trabajar por sus objetivos de mejorar su calidad de vida, tal vez migrar a donde su esfuerzo sea realmente valorado; a pesar de la pobreza en este hogar la felicidad no está ausente. Otros por la pobreza espiritual: Eugene al imponer el catolicismo en su hogar acaba por alejar e instalar la duda en su familia, quizá por obligarlos a obedecer, a seguir aquella costumbre foránea que en el fondo no entienden ni necesiten; aunque cuentan con comodidades materiales no son realmente felices; Eugene es un personaje contradictorio, no exento de complejos de culpa, aunque lucha por comunicar la verdad en su diario es un dictador en su hogar.




La obra es presentada con una escrita simple, lo que no es un desmérito pues conocemos los hechos a través del prisma de una adolescente dubitativa que empieza a conocer el mundo a través de las visitas a su familia de condición humilde, y comparándola inevitablemente con la suya. Aunque Kambili es tímida y sumisa llega a ser irónica y sarcástica en sus pensamientos y cavilaciones pero no se atreve a demostrar su verdadero parecer, pero tanto ella como su hermano Jaja de a pocos irán emancipándose de la penumbra en la que se ven sumergidos.

La presente obra se alzó con el Commonwealth Writers' Prize for Best First Book del 2005 y ya era un indicio para estar atentos a lo que esta joven escritora nigeriana nos ofrece, una visión muy realista donde lo que más atrae son los conflictos familiares, aquel choque cultural tan común cuando se impone algo como la religión ofreciéndola como verdad absoluta, y sobre todo gente que a pesar de los problemas que puedan tener no pierden ni por un instante aquella ambición básica para mejorar su calidad de vida.

La flor púrpura (Hibisco roxo, aquí en Brasil) es una gran ventana a la Nigeria contemporánea, donde lo que más sorprende no son las diferencias sino las similitudes entre la realidad nigeriana con –me atrevería a decir- la latinoamericana. El sólo hecho de poder conocer un poquito más de lo mucho que hay por descubrir de la literatura africana ya es de por sí gratificante, más aún tras conocer a esta escritora de quien ya espero otra obra suya con auténtico interés.







Bodega Numanthia

Numanthia 2007

100% Tinta de Toro

14,5% Grad. Alc.

Valdefinjas, D.O. Toro, España.


Hemos resistido abrir este ejemplar de la D.O. Toro lo más que pudimos, y aún así no fue mucho. Estuvo algo más de un año con nosotros y cada semana le íbamos dando la vuelta a la botella en el rincón donde descansaba, pero como ya mencioné en otras oportunidades, la espera no es una de nuestras virtudes.

Sabíamos que tenía que ser decantado, lo que no sabíamos era por cuánto tiempo, así que buscando info’ en la nube me deparo con el excelente y detallado post en el blog vinhobao donde Flávio recomienda ser pacientes con este tinto y dedicarle una extensa decantación, inclusive de un día entero. ¡Decantado por un día! Desde mi ignorancia me atrevo a pensar que es mucho, quizá demasiado. Luego repaso la experiencia que él tiene en estos menesteres tras los caldos trasegados en su espacio y la duda queda disuelta, y como nos preparábamos a asar una pierna de cordero –siguiendo los consejos de mi concuñado experto en estas lides: previamente marinada y metida en una bolsa gruesa (de vinoteca) por un par de días en la parte de debajo de la refri’- demoraríamos algo más de lo normal en preparar nuestra última cena; así comenzaba nuestro domingo, decantando este tinto desde las 3pm para empezar a beberlo por la noche.

Es de un granate extremamente oscuro con bordes violetas, su densidad permite que caiga con lentitud por las paredes de las copas, forma lágrimas grandes e intensas.

En las dos primeras copas, con cinco horas y media de decantación nos ofrecía notas afrutadas: frutas negras, moras, ciruelas negras, un suave aroma a roble y toques de vainilla.

Ya hoy, con veinte horas y media de decantación emanaba notas como de tofee, Cris le encuentra una clara sensación a café.

En boca, obviamente primero lo probamos directo de la botella y iagghhh…, tras este sorbo cualquiera podría dudar sobre su guarda y/o elevado costo; de hecho necesita decantación.

Tras ésta, no es tan denso como lo es a la vista, pero sí es untuoso, muy elegante y a la vez potente, no es alcohólico, es muy afrutado. De final largo, Cris percibe en el retrogusto sensaciones a cuero, yo a café.






Adquirido en la sucursal de Total Wine de Chesapeake, VA por US$ 55 (unos RS112) precio alto pero que los vale aún más considerando que por estos lares de venderse saldría al triple de ese monto. 

Sorprende cómo mantiene esa persistencia con tantas horas de decantación. Es muy vivo, potente, de una personalidad fuerte y decidida. Armonizó muy bien con nuestra pierna de cordero, papas horneadas y ensalada. Aunque en la práctica muy probablemente beberemos algún espumoso en el réveillon (como suele llamarse por aquí la cena y fiesta de año nuevo) con éste ciertamente cerramos el año degustando un vino de aquellos, un tinto absolutamente memorable.